Le han “chispeado” algunas críticas al presidente Biden por su decisión de rescatar de manera incruenta a siete prisioneros -al parecer frustrados mercenarios que intentaron dar de baja al sátrapa Maduro a cambio de una buena recompensa- y, en contraprestación, liberar a dos mafiosos sobrinos de la primera dama, doña Cilia, “matrona de Miraflores”, quienes volverán a sus andanzas y siempre existirá nueva oportunidad de echarles el guante en futuro. Pero entiendo a Biden y comparto su decisión, pues más vale la vida e integridad de siete conciudadanos en riesgo de tortura y muerte, que la libertad del par de hampones.
Estoy seguro de que Israel -décima tercera potencia universal- hubiera hecho lo propio, y más, como nos tocó vivir en Tierra Santa en 2007 cuando, después de más de cinco años de cautiverio, el sargento Gilad Shalit fue “trocado” por la libertad de mil presos palestinos, por orden del premier Ehud Olmert. Veo más el aspecto meramente humanitario que el simple botín de guerra. Nuestro gran estadista, Álvaro Uribe -creo que ingenuamente, quizás pensando en la liberación de Ingrid y compañía- se puso a hacerle caso al presidente francés, Nicolas Sarkozy, y en ese mismo año puso patitas en la calle al guerrillero Rodrigo Granda, a quien apodaban “el canciller de las Farc”; pero igual, Santos ya rumiaba la intención de liberarlos a todos para apuntarle a una paz parcial -con una sola guerrillerada- que resultó imposible, como habrá de ser imposible, con más veras, esa “paz total”.
Pero el trueque de prisioneros ha tenido un nuevo capítulo, éste sí de espanto: corrió el rumor de que Petro y su Canciller Leyva -de quienes se puede esperar cualquier cosa- estaban proponiendo al señor Ortega la liberación de catorce presos a cambio de que Colombia cumpliera con los fallos de la Haya, que injustamente nos arrebataron la soberanía sobre más de 70 mil kilómetros del Mare Nostrum, nos volvieron trizas el Tratado Esguerra-Bárcenas (ad portas de celebrar un Siglo de vida) y nos movieron el meridiano 82 hasta el 80, a favor de la dictadura nicaragüense. Allí sí echaríamos mano del lema de nuestra Policía Nacional ¡Dios y Patria!, dos valores fundantes de nuestro ser, que no pueden ser objeto de trueque, menos por prisioneros políticos ajenos…
Post-it. Giorgia Meloni, a la cabeza de su Fratelli D´Italia, con el apoyo del legendario Silvio Berlusconi, de Forza Italia, ha obtenido la mayoría absoluta en el Parlamento y formarán el nuevo gobierno en ese país, en el que se pondrán la “bota” derecha y gobernará en idéntico tiempo con la conservadora británica Liz Truss y probablemente, en un par de años, con Santiago Abascal, líder del partido derechista Vox de España. Refrescantes vientos de la derecha soplan por Europa.
Post-it 2. No todo ha de ser tragedia en Santiago de Cali, donde estamos en poder de un alcalde reincidente, sobre quien esperamos que se vaya lo más pronto posible. La buena nueva es que ha llegado Candela Estéreo, exitoso modelo del Grupo Radiópolis, liderado por William Vinasco. Gran emisora, con sólo éxitos y poca carreta barata como la que nos hemos tenido que aguantar tantos años con las mediocres emisoras musicales que por acá surcan el firmamento.