Difícil la escogencia del nuevo fiscal de tan brillante terna presentada por el Presidente Santos. Finalmente salió elegido Néstor Humberto Martínez Neira, un valioso profesional que ha desempeñado cargos oficiales ministeriales, diplomáticos y financieros, amén del recorrido ético y sobresaliente en la rama del derecho.
Algunos círculos censuraron sus actuaciones, públicas y privadas, de pronto por sus éxitos en ambos sectores. Pero no puede ser válida esa tesis, ya que cuando se es bueno, se desempeña como tal en todas las áreas. Segúramente Néstor haya sido objeto de fustigaciones por el odio que está de moda en Colombia, introducido por el ex presidente-senador. Allá los críticos, porque la realidad es que el país ha conseguido un fiscal de lujo… ya lo veremos. Humberto, su padre y doña Aleida, su progenitora, le imprimieron lo mejor de sus cualidades a quien nos fiscalizará.
No caminará por lecho de rosas, en un país tan endemoniado, en el que reina el delito y florecen las mafias, el narco, la minería ilegal y en donde la justicia está desacreditada y corrupta, porque la dañaron, cuando la convirtieron en nominadora, electora, política.
En donde se ofrecen puestos para llegar a órganos de control, como es el caso de un Procurador, que dilata el proceso que se le sigue por haber violado la Constitución para hacerse reelegir -igual lo hizo su padrino Uribe- y, sin sonrojo alguno, adelanta campaña presidencial. Y qué decir del magistrado Pretelt, que permanece “atornillado” a la silla, pese a haber recibido dinero a cambio de un fallo.
Se enfrenta el nuevo fiscal a una corrupción galopante en todos los sectores de la sociedad colombiana, especialmente en la política. Ejemplo claro el paro de los camioneros, con el que atropellan a una población inerme. Que corrompen, chantajean y delinquen para mantener el país a sus pies. Que son los culpables de la inflación y la carestía que golpean a las clases populares y que con unas tarifas irracionales, impiden que Colombia pueda sostener y conseguir nuevos mercados internacionales.
Pero ahí está este nuevo fiscal que llega a aplicar justicia y a trabajar en procura de un saneamiento de la misma, en aplicar la ley, al tiempo que garantizar a los ciudadanos confianza, optimismo, esperanza y ánimo.
BLANCO: La Ley Barguil que pone bajo control a los bancos.
NEGRO: La división racial atizada por Trump en Estados Unidos.
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