“Aburrido”. Esa es la conclusión de la mayoría de los analistas que observaron el debate entre los presidenciales ecuatorianos Daniel Noboa y Luisa González. “Sin sorpresas”, dijeron otros colegas que en ese mismo domingo 1 de octubre vieron a los candidatos argentinos a la Casa Rosada, Javier Milei, Sergio Massa, Patricia Bullrich, Myriam Bregman y Juan Schiaretti hacer lo propio. ¿Sirven para algo entonces los debates o solo forman parte de la política del espectáculo?
Tanto en Argentina como en Ecuador el debate dejó material, quizás no todo lo esperado por la teleaudiencia, pero sí para confirmar algunos conceptos que ya se vislumbraban.
En el Río de la Plata seguramente la lupa estaba puesta más en Milei que sobre el resto de los candidatos argentinos, debido a las características personales explosivas del libertario y por algunas de sus propuestas que parecen tan reñidas con la política como irrealizables.
Son varios los enunciados que nos dejó el neopopulista, entre ellos uno que no debe pasar desapercibido y que se viene repitiendo en otros países que han sufrido dictaduras cívico-militares en América Latina: el negacionismo y la defensa de un relato histórico que minimiza las violaciones a los derechos humanos y reivindica el papel que tuvieron quienes ejercieron el poder entonces.
Quien respondió con mayor firmeza a tales afirmaciones fue Bregman, además de posicionar el que quizás fue el marco cognitivo (frame) más importante de la noche: “el gatito mimoso”.
"Milei llega hasta acá hablando en contra la casta. No es casta, pero hace alianzas con (el sindicalista Luis) Barrionuevo. No es casta, pero le arma las listas Massa. No es casta, pero lleva a una vicepresidenta de la casta militar. No es casta, pero ya se mudó a un barrio privado como muchos políticos que él critica. Milei es empleado de los grandes empresarios que ganaron millones en estos años, algunos viviendo del Estado, y con él esperan ganar mucho más. No es un león es un gatito mimoso del poder económico", remató la candidata del Partido de los Trabajadores Socialistas.
También Massa se refirió a algunas propuestas de Milei que son muy sensibles para el pueblo argentino. “Poner la bandera de otro país en las Malvinas o en el Banco Central, como plantea este señor es simplemente renunciar a la sangre de nuestros caídos y renunciar a la soberanía para el desarrollo de nuestras empresas. El destino de las pymes está condenado si este señor gobierna la Argentina”, subrayó.
A pesar de ser secretario de Estado, parte de la estrategia del peronista estuvo vinculada a convocar a un “gobierno de unidad nacional” y a tomar distancia de la actual administración del presidente Alberto Fernández y de la catastrófica situación política que vive Argentina. Sentencias tales como “mi gobierno, no este gobierno”, “corregir los errores” o “hacer los cambios que haya que hacer, cueste lo que cueste”, fueron dichas por Massa durante el debate.
Pero también los ecuatorianos “disfrutaron” de un debate presidencial el pasado domingo 1 de octubre, que para muchos fue decepcionante, y que confirmó el desconocimiento de la realidad, de lo que sucede en las calles y se vive en el día a día del país.
El empresario conservador Daniel Noboa, favorito de las encuestas y la candidata del correísmo Luisa González, debatieron sobre cuatros ejes: político, económico, social y seguridad, mientras que otras temáticas, como por ejemplo las vinculadas a género, quedaron por fuera de la propuesta.
Los analistas coincidieron que ambos candidatos se cuidaron mucho y que eso hizo que el debate fuera sumamente aburrido. No hubo propuestas diferentes a las que ya se conocían ni nada que se saliera de los esquemas esperados, lo cual favoreció a Noboa, por ser el favorito de las encuestas.
El tiempo -y la investigación- dirá si los debates en Argentina y Ecuador tuvieron incidencia en la elección del futuro presidente de estas dos naciones.