¡A qué no pueden acabar con la amistad entre Álvaro Uribe e Iván Duque! Así, todos los reconocidos o camuflados izquierdistas de diferente calaña, columnistas, locutores, presentadores de televisión, furiosamente hostiles al Centro Democrático, enemigos rabiosos del expresidente Uribe y del hoy presidente electo Iván Duque, intenten por todos los medios acabar, como sea, con la amistad entre estos dos líderes. Apuesto, como lo hace la mayoría de los colombianos, a que no lo logran, así los aulladores de Petro y de las Farc le metan leña al fuego desde todos los ángulos, así a quienes les duele el éxito logrado contra los narcotraficantes durante el gobierno de Uribe, les queme la piel el triunfo de Duque, candidato del expresidente y hombre de ideas y talante semejantes a este.
No lo lograrán, aunque repitan como loras bien entrenadas, que Duque es un títere de Uribe o que Uribe es un titiritero, aunque sequen sus gaznates coreando esa ridícula frase de copla trasnochada.
No lo conseguirán, como no consiguieron asustar a los votantes con acusaciones tan absurdas como decir que el candidato del Centro Democrático iba a hacer “trizas” los acuerdos de La Habana, una mentira como tantas de la pasada campaña, repetida hasta el cansancio.
El pueblo colombiano no es estúpido ni traga entero y, a pesar de ser bombardeado a diario con toda clase de falsedades, discierne con sensatez. De ahí el resultado de la elección del 17 de junio.
Pero, qué le vamos a hacer, los que están enfurecidos, envenenados con el amplio triunfo de Duque, no tienen otro tema para ofrecer a los colombianos diferente a tratar de destruir la unidad del Centro Democrático, enfrentar a Duque con Uribe y acabar con las alianzas existentes con otros grupos de centro, derecha e izquierda democrática.
Desde el triunfo de Duque, la escalada de mentiras y exageraciones que hemos oído contra el presidente electo es verdaderamente vergonzosa. Se acusa a Duque, y también a Uribe, de cuanto ha pasado malo en estas tres semanas en el país; inclusive de la reciente masacre de 7 hombres en Argelia, Cauca, y de los últimos asesinatos de líderes comunales. ¡Pero por favor, si ni siquiera ha habido cambio de gobierno aún! Son acusaciones viciosas, injustas y teñidas de odio.
Quienes acusan no reconocen que estos alarmantes asesinatos ha sido un problema constante durante los últimos años del gobierno de Santos. Según la Defensoría del Pueblo, 311 líderes han sido asesinados desde el 01 de enero del 2016 hasta el 30 de junio del presente año. (178 es la cifra de la Fiscalía).
Iván Duque gobernará con su propio estilo, con la misma tenacidad y disciplina que le vimos ejercer durante sus cuatro años como senador. Álvaro Uribe continuará como jefe del Centro Democrático y de esa bancada en el Senado de la Republica. Con seguridad habrá acuerdo y también diferencias entre estos dos líderes, así es la democracia efectiva, pero habrá respeto y colaboración entre ambos, pues tienen como meta común una agenda importante que despeje el camino para una Colombia con equidad, justicia, concordia y verdadera paz. Agenda de gran dificultad dado el estado en que Santos y sus “enmermelados” dejan el país.