No sé cuántos de mis conciudadanos estén de acuerdo conmigo, pero tenemos una sociedad bien complicada de manejar y más compleja de entender, porque a cada paso nos está dando sorpresas impensables. Estamos soportando la presencia del coronavirus que debemos enfrentar unidos, pero unidos de verdad, sin permitir fisuras, ni enfrentamientos entre los gobernantes de diferentes niveles, ni admitir política sobre la forma como se debe afrontar el problema, dejando de lado afanes de protagonismo.
Los ciudadanos debemos estar atentos a cumplir las estrategias diseñadas por los líderes que hoy dirigen el país, aportando con nuestro mayor esfuerzo todo el compromiso para ajustar un equipo ganador, compuesto por los habitantes de este terruño, -pero no- , no hemos logrado ni unidad y mucho menos compromiso, no entendemos que esa situación juega en contra de nuestros intereses, ¡reconozcamos¡, la cuarentena se cumplió a medias; esperemos que esta nueva etapa de apertura se cumpla con todo el rigor posible para bien de una sociedad, incrédula, escéptica y suspicaz.
Miren, no es justo que el cuerpo de salud, responsable de enfrentar la primera línea de lucha, esos seres que día a día entienden el riesgo de contagiarse de Covid-19 y no obstante asisten al reto, vistiendo una máscara, tapabocas, gafas, guantes y su valentía para salvar vidas aun exponiendo la propia, deban soportar injurias, amenazas y rechazo de la sociedad que defienden. Curiosa posición que invita a la reflexión sobre el nivel de egoísmo en nuestras capas sociales, esas que no están comprometidas como sugieren las autoridades, pero si prestas a la crítica, la maledicencia y reticencia contra todo lo que obstaculice sus deseos o libertades mal entendidas. ¡Difícil sociedad!
Que decir frente a tamaña sorpresa, brindada en el municipio de Mesitas de Colegio, departamento de Cundinamarca el 18 del mes en curso, en el barrio Galima, donde un grupo de antisociales en plena cuarentena dio muerte al patrullero de la policía, Carlos León Suarez, quién acudió al lugar atendiendo un clamor público por presencia de individuos comerciando sustancias estupefacientes en plena vía pública. Como explica el buen ciudadano, una actuación de este talante con los insumos descritos, sustentados en el comercio de estupefacientes, en medio de una situación tan grave de salubridad, por la aparición de una pandemia llamada coronavirus, que hace presencia en todo el suelo patrio y es de público conocimiento. Que sociedad tan complicada. Por fortuna existen márgenes más comprometidas, capas identificadas con la problemática, respetuosas de las normas, las leyes y la autoridad. Seguimos llorando nuestros policías víctimas de la indolencia y seguimos teniendo hogares enlutados mientras, las huestes de la salud continúan cumpliendo con su misión sin esperar reconocimientos ni gratitudes. Tan solo colaboración y credibilidad.