Hay políticos, medios y toda clase de agrupaciones civiles altamente politizadas, con una clara agenda destructora, cargada de discordia. Su propósito no es otro que desprestigiar al gobierno de Iván Duque a como dé. No les importa si sus ataques son mentirosos, exagerados, inventados y desproporcionados hasta llegar a ser absurdos. Su interés es lograr que el Gobierno no tenga un solo minuto de respiro.
Son personajes sembradores de odio y división, aunque muchos de ellos se hayan auto bautizado “dueños de la paz en Colombia”. Si, son esos mismos, los que todos conocemos e identificamos con facilidad. Los que se atrevieron a bautizar a la mayoría de los colombianos como “enemigos de la paz”. Y, desgraciadamente, ahí siguen con el mismo sonsonete y con las mismas mentiras.
Tratan por todos los medios de desprestigiar al presidente Duque, viendo cómo destruyen su gobierno, cómo humillan a sus aliados, a sus colaboradores y, de paso, cómo desacreditan y desmoralizan al ejército.
Dicen llamarse oposición democrática, pero más parecen hienas tratando de acabar con la paz. Son peligrosos porque nada los desvía de su inquina, porque nada construyen y, peor aún, nada, absolutamente, nada aportan al bien de los colombianos, a la concordia entre compatriotas, al progreso del país.
Estos autodenominados “dueños de la paz” son incapaces de enterrar los odios y construir una patria, ecuánime y progresista. Son incapaces de hacer un pacto por Colombia.
Ahí tenemos a los exministros, Juan Fernando Cristo y Humberto De la Calle, entre otros, esparciendo, nacional e internacionalmente, la miserable mentira de que el presidente Duque no está cumpliendo con los acuerdos de paz.
Cómo es posible que a ninguno de ellos se le ocurra preguntar a los senadores de las Farc porque no han cumplido con temas tan importantes de tal acuerdo, como es la entrega de la totalidad de los menores de edad, entrenados por ellos para luchar en su grupo narcotraficante, muchos de ellos secuestrados siendo apenas unos niños.
¿Y qué de las propiedades que las Farc se comprometieron a entregar para resarcir a las víctimas? ¿Y qué de la información sobre los miles de desaparecidos que aún esperan con desesperación en sus hogares? ¿Dónde están los secuestrados que jamás regresaron?
¡A no! Esos temas no los tocan los del grupo “Defendamos la paz”, del que también forma parte Rodrigo Londoño, “Timochenko”, director del partido Farc.
Es claro que el propósito de estos políticos, lo mismo que el de extremistas, como el exguerrillero Gustavo Petro y otros semejantes, es destruir a Duque, por cualquier medio, y crear desconcierto constante en ciudades y campos.
¿Quienes apoyan a los encapuchados que destruyen los bienes de la comunidad, y que, con cocteles incendiarios, tratan de quemar a quien se atraviese en su camino, ya sea un transeúnte, un niño, o un policía? Eso lo sabe toda Colombia. Son los mismos que no hacen más de echarle la culpa al gobierno por las muertes de los líderes sociales y, ahora, las supuestas amenazas contra los maestros.
Son los mismos que no dejan gobernar. Destruir, atemorizar, mentir, crear desasosiego e intranquilidad constante, es su malvado propósito, para de esa manera tomarse el poder lo más pronto posible.
Pregunto ¿Quiénes están realmente acabando con la paz en Colombia?