Radamés Barca | El Nuevo Siglo
Lunes, 14 de Julio de 2014

MODELO EDUCATIVO

Ninguna sorpresa

 “Cobertura y no calidad fue la prioridad”

LA controversia alrededor de la calidad de la educación en Colombia sigue sobre el tapete. Sin embargo, es un debate que se antoja infértil, no porque la calidad de la enseñanza que se imparte en escuelas y colegios sea un tema menor, sino porque el diagnóstico de las falencias del sistema en nuestro país es muy conocido desde hace muchos años. Se sabe que el recurso humano docente deja mucho que desear, a tal punto que la profesión de profesor está entre las escalas salariales más bajas, distinto a lo que ocurre en otros países, en donde los catedráticos no sólo son bien pagos, sino que tienen una escala de incentivos y beneficios que los lleva a la continúa capacitación y modernización.

Tampoco es un secreto que Colombia en las últimas dos décadas se concentró en la ampliación de la cobertura del sistema educativo, pues los niveles de analfabetismo eran vergonzantes. La prioridad se enfocó, entonces, en permitir que la mayor cantidad de niños y jóvenes pudieran acceder a la escolaridad y la secundaria, y luego a la educación superior, ya sea de nivel universitario, técnico o tecnológico.

Y, en tercer lugar, está el hecho mismo de que los pensum que imperaron por años en el sistema educativo colombiano eran, según no pocos expertos, de típico corte memorístico, mecánico y clásico, en el que poco se impulsaba la capacidad de análisis e interpretación entre los alumnos.

Por lo mismo sorprende que el país se sorprenda por las malas calificaciones que nuestros estudiantes sacan en las pruebas internacionales estandarizadas, y más aún cuando se están midiendo contra jóvenes de países que tienen sistemas educativos mucho más avanzados, con niveles de calidad muy reconocidos y una inclusión tecnológica muy alta. No en vano muchos de los países que están a la cabeza de las pruebas PISA son también las naciones en donde están los niveles de calidad de vida más altos.

Y, lo peor de todo, es que más allá de las explicaciones que se le den ahora al país sobre el por qué de las malas ubicaciones en las pruebas internacionales, es que cualquier reforma que se aboque en estos momentos termina siendo una apuesta interesante y, sin duda, urgente, pero que sólo dará resultados en el largo plazo, es decir por allá dentro de una década. Los sistemas educativos, suelen decir los expertos, son como los buenos vinos, necesitan tiempo para madurar y dar su mejor sabor.