Rafael de Brigard, Pbro. | El Nuevo Siglo
Domingo, 3 de Mayo de 2015

MATAN CRISTIANOS SIN COMPASIÓN

En la nueva era de los mártires

Son  espeluznantes las noticias que llegan desde el Medio Oriente y desde África respecto a la suerte actual de los cristianos. Una verdadera era de martirio se está viviendo y de la forma más atroz que se pueda imaginar. En pleno siglo XXI, quién lo creyera, se vuelve a arrasar a comunidades creyentes que hasta hace unos pocos meses y años convivían con otros credos en total armonía y colaboración. Asesinatos, secuestros, violaciones, destrucción de instituciones, incendio de iglesias se han vuelto el pan de cada día para quienes profesan el cristianismo y que han sido herederos de una fe que lleva en aquellas tierras más de dos mil años.

Si por una vez siquiera alguien pensó que los radicales islámicos no eran un peligro para nadie, pues que se trague sus palabras y comience a pensar si no los ha favorecido con su actitud complaciente hacia ellos.

Occidente, ese mundo atravesado hoy por un secularismo realmente fanático, se hace incapaz de ver lo que está sucediendo en su verdadera dimensión. En la intelectualidad y en la prensa occidental ha habido una feroz sevicia contra la propia religión cristiana y ahora que a los hermanos de fe los están acabando con la más atroz violencia, miran para el otro lado. Gran parte de la responsabilidad en lo que sucede con los cristianos en Oriente Medio y en África ha sido de alguna manera suscitado por este odio mal disimulado de cierta elites occidentales que han tomado el desprecio religioso como parte de un modo de vida que hay que  difundir y propagar. Así, quienes hoy matan cristianos sin compasión han encontrado al mundo occidental demasiado involucrado en promover esta antipatía por los de su propia religión como para que se les ocurra siquiera preguntar por su suerte.

La Iglesia está curtida en persecuciones y todos sus enemigos han sido iguales. No por ello el azote no duele ni la sangre derramada deja de llevarse la vida. Pero los cristianos del mundo, ante estos hechos serán despertados, como a un león dormido, y al percatarse del peligro que lo acecha recordarán que su Señor les ha dado armas par defenderse: la oración, la eucaristía, la caridad, la solidaridad. Y no hay manera de que ningún verdadero seguidor de Cristo se sienta indiferente ante la suerte de sus hermanos. Lo del Estado Islámico o el Califato no era un chiste y sus límites nadie los conoce. Que ningún seguidor de Cristo crea estar libre de esta prueba que una vez más nos llega a la Iglesia.