RAFAEL DE BRIGARD, PBRO. | El Nuevo Siglo
Domingo, 27 de Mayo de 2012

Las oportunas razones de Obama

 

Cree,  el Presidente de los Estados Unidos, que las parejas del mismo sexo deben tener derecho al matrimonio. Lo cree en tiempos electorales, en los cuales se necesitan dos cosas con urgencia: votos y dinero. O sea que no necesariamente lo cree, pero necesita que las cosas sean de esa manera. Es oportuna la posición de Obama porque revela las motivaciones reales de estos temas y manejos. Deja ver las verdaderas cartas del juego. Una es la de la política, que fue la que también hace años logró que se cambiaran parámetros de la psiquiatría y la psicología en el DSM, manual de uso universal para el diagnóstico de la condición mental de las personas. La otra es la del dinero y que parece correr a raudales por debajo de escritorios de personas con poder de decisión en todas las sociedades.

La humanidad, que no pierde nunca los referentes naturales, tiene enfrente toda una ideología a la cual tendrá que atender de lleno más temprano que tarde, porque el tema no apunta sólo a la concesión de unos supuestos derechos, sino a la obligación embutida de reconocerlos, facilitarlos y acaso practicarlos. No ha sido tan fácil exponer la idea de que todas las personas gozan de una dignidad inalienable y por supuesto de unos derechos. Tampoco el que por naturaleza se recibe una condición, acompañada también de deberes. Como no ha sido nada fácil hacer comprender que el hecho de no tener inclinaciones naturales hacia el otro sexo no valida una supuesta tercera forma de vida, que ahora se pretende amparar bajo la institución matrimonial. Nada ha sido fácil porque al haberse ideologizado el tema, los propulsores del nuevo estado de cosas se sienten iluminados y jamás necesitados de escuchar nada diferente a lo de ellos mismos. Situación compleja.

Es hora, pues, de que todo el mundo destape sus cartas. Especialmente hay que permitir que el pueblo revele las suyas -muy distintas a las de las altas Cortes- porque ahí hay una sabiduría acumulada por siglos que, aunque a veces se torna dura y áspera, en el fondo apunta a que la naturaleza humana conserve el diseño original que ha propagado y conservado la especie y ha sido fuente de realización para la inmensa mayoría. Hay que estar atentos para que grupos muy minoritarios no terminen subyugando sociedades enteras a través de copar las instancias del poder.