RAFAEL GÓMEZ MARTÍNEZ | El Nuevo Siglo
Jueves, 11 de Octubre de 2012

El manco de Lepanto

 

En Venezuela se baila un porro, de una manera muy particular y en la Bogotá humana se la fuman verde. Definitivamente, los pueblos se merecen su destino.

El pueblo venezolano no logró vencer el yugo que lo vio nacer. Ya anunciaron los déspotas del régimen chavista que se profundizará, aun más, el socialismo bolivariano del siglo XXI que tanto bien le ha traído a la región. Es decir que, no contentos con la tragedia que vive el bravo pueblo habrá más de lo mismo. No les importará que la mitad del pueblo venezolano haya votado en contra. No les importará nada.

 

Los inventarios de alkaseltzer no alcanzarán para la indigestión tan madre que viviremos gracias a la radicalización de los dos procesos: el chavista y el proceso de paz en Colombia. La rendición final. Buen titulo para una película. Tragarse los sapos trae sus consecuencias.

 

La democracia venezolana es muy particular. Y Capriles todavía cree en la palabra de Chávez. Capriles asumió con una sorprendente dignidad y serenidad su derrota. Hasta con ingenuidad, si se quiere. Y los venezolanos no quieren reaccionar. Lo más curioso es que Capriles estaba ganando. Ganaba en las encuestas. Ganaba en las elecciones  Bien vale la pena  preguntarse ¿qué fue lo que paso? Como cantaba Franco de Vita, si mal no estoy.

En primer lugar se presentó una reacción tardía de la sociedad venezolana. Y, por eso, está pasando lo que está pasando. Por ejemplo: el número de inscritos. De 23 millones votaron 19, el 80% de la población. Que alguien me explique cómo es que se da el 80% de participación en una democracia como la venezolana. Al parecer, algunos muertos, no estaban muertos. Estaban de parranda, como cantaba Héctor Lavoe. Como no se quiere verificar por parte de la mesa de unidad nacional, así se quedará.

 

Las matemáticas de Bruño no mienten: si son cerca de 3 millones de empleados estatales, que cada uno llevara dos personas a las urnas son 6 millones. Además, se dio un bono adicional superior al 50%  Así cualquiera. Hasta yo, voto. ¿Cuánto vale el cariño verdadero?

 

No hubo un solo organismo internacional para verificar el proceso. Al fin y al cabo la Insulza OEA no sirve para nada.

Quedamos, pues, como el manco de Lepanto y anestesiados. Por ser complacientes con el delito y los delincuentes, los pueblos se merecen su destino.

Nos llegó la horrible noche. Después, no se quejen.

 

Puntilla. El ministro Pinzón debería explicarles a los colombianos el porqué al médico lo trasladaron en un avión de la FAC hacia Cuba. A los déspotas de izquierda no les suelen gustar las reelecciones presidenciales pero la de Chávez les parece buenísima. ¿De qué hablarían George Soros y JMS en Nueva York en una reunión ultra secreta?