Paul, my new best friend
La tengo viva, como grita un espontáneo en la Plaza de Toros. Tengo viva la emoción del after shock una semana después del concierto de Paul MC en Bogotá. Dijo Billy Joel después de cantar en el Shea Stadium en New Jersey antes que lo derrumbaran, que la emoción del after shock le duró un mes. Yo llevo una semana y todavía tengo el after shock.
Desde el momento en que se anunció la posibilidad de que Paul MC estuviera en Bogotá, mi mismo, como decía Turbay, se dijo: esta es la única oportunidad que tendré para verlo. Estuve de buenas porque me demoró un día tomar la decisión y me hubiera arrepentido toda la vida.
Hice un ejercicio, posterior al concierto, a mis alumnos de Introducción a la Economía con respecto al tema de la oferta y la demanda para llegar al punto de equilibrio.
En el punto correspondiente a la elasticidad de la demanda, si a Fernán Martínez le hubiera dado por poner el precio de la boleta de gramilla a $ 1.000.000, ¿cómo reaccionaría en el grado de la sensibilidad de la oferta si en vez de $ 800.000 se ofrece en $ 1.000.000? ¿Comprarían de igual manera la boleta?
A mí me costó $ 872.000 y la verdad no me importó el precio. Después de ver las imágenes del concierto de Paul MC llegamos a la conclusión de que el fiel consumidor, como yo, haría lo que fuere con tal de estar en el concierto de su ídolo.
Es que Sir Paul es un referente para nosotros. Una de las carencias que tiene la presente generación es que no cuenta con referentes, con ídolos, que les impriman valor a sus creencias. A nosotros Sir Paul sí nos imprimió valor y creencias.
Cuando escribo lo que siento con respecto al concierto todavía me tiemblan las manos y me dan ganas de llorar.
En cuanto al concierto en sí, muchas gracias a Fernán Martínez por un sueño hecho realidad. Sir Paul tiene a su haber 72 años, vino a 2.600 mts. más cerca de las estrellas, tocó 38 canciones y no se tomó un solo vaso de agua durante 3 horas de concierto. Un ejemplo para esos jóvenes jugadores de fútbol de pacotilla que se cansan con 45 minutos en El Campín. Y como diría Shakira: estuvo ¡U…blime! Parodiando a quien sabemos: Paul, is my new best friend. He was already.
Puntilla. Se murió doña Nydia, una de las vendedoras más antiguas del “Palacio del colesterol” en El Campín. No sería por la dieta rigurosa que llevaba. Mi más sentido pésame para quienes somos asiduos consumidores del colesterol… bueno.