La gran mentira
En 2005 la Corte Constitucional consideró exequible el artículo 122 del Código Penal que dice que el aborto es un crimen, pero exceptuó tres casos: violación, peligro para la vida de la mujer -hipótesis prácticamente inexistente hoy- y malformación del feto que haga inviable su vida. Más adelante, una sala de tutela de la misma Corte dijo que el aborto era un “derecho” y, posteriormente, otra dijo que se trataba de un derecho “fundamental.”
En el año 660 a.C., Zaleuco, el protolegislador griego, expidió un código en el que dijo que los jueces deberían respetar las leyes y evitar la arbitrariedad dictaminando un día en un sentido y otro en otro. Así lo hacen los países civilizados, pero, después de 2.800 años, eso no sucede en Colombia.
Recientemente una Comisión del Senado derrotó, por tres votos de mayoría, una propuesta que decía que en Colombia había que respetar la vida en todos los casos, lo que implícitamente prohibía el aborto. En el mismo Congreso se había caído recientemente un proyecto que daba prisión de por vida a los pedófilos y que estaba respaldado por varios millones de firmas. ¿Coincidencia ideológica?
Los argumentos para rechazar el derecho a la vida, que no otra cosa se decidió, son una gran mentira: en primer lugar se dijo, de manera soez por demás, que el proyecto era producto de fanáticos religiosos; ¿fanáticos religiosos por defender la vida? Por ahí vamos derecho a la eugenesia, es decir, a la supervivencia del más fuerte y del más rico, pero solamente hasta que sean viejos porque entonces vendrá la eutanasia. ¿Algún parecido con las teorías de Hitler?
Luego se dijo que en Colombia hay 400.400 abortos clandestinos, infundio que se tragó entero el editorialista del más grande diario del país. La cifra proviene del Instituto Guttmacher, una bien conocida organización proabortista. La primera pregunta que ocurre es: si son clandestinos ¿cómo los cuentan? A nadie se le ocurrió hacerla. La segunda es ¿cómo compara esa cifra con otros países? Los Estados Unidos tenían en 2010 308 millones de habitantes. Allá el aborto está legalizado y hubo 1.2 millones, es decir, grosso modo, un medio por ciento sobre la población. ¿Podría alguien explicar por qué en Colombia esa cifra sube al 1% equivalente al 66% de los 608.000 nacimientos anuales? No ciertamente nuestros inefables congresistas.
Luego se habló de que el proyecto prohibía las investigaciones con células madres y atentaba contra el progreso científico. Esas investigaciones se hacen hoy con cordones umbilicales y no con embriones.
Lo cierto es que el embrión no puede opinar. Se le condena a muerte sin haber sido oído y vencido en juicio y, lo que es peor, sin haber cometido un crimen. El crimen contra el no nacido es peor que otros, precisamente por esa circunstancia de indefensión total.
Coda. Países civilizados son los que tienen un orden jurídico interno y lo ponen en práctica. ¡Qué lejos estamos nosotros de ser un país civilizado!