RAFAEL NIETO NAVIA | El Nuevo Siglo
Martes, 8 de Octubre de 2013

Venezuela, pajaritos de oro

 

Dijo el Financial Times que para sortear la crisis del país, Maduro se envuelve en la bandera nacional y responsabiliza a todo el mundo, incluso a ¡Spiderman! El país recibe entre noventa mil y cien mil millones de dólares anuales por petróleo pero tiene una inflación del 45% anual (en 1990 la inflación alcanzó en Colombia 32.2%, la más alta desde la II Guerra); Tiene igualmente una de las tasas de criminalidad más altas de mundo, con un dólar negro a siete veces el cambio oficial que solamente llega a algunos, bueno, llamémoslos generosamente, “privilegiados”; el crecimiento del PIB es del 0.7% interanual; tiene una escasez alarmante de productos básicos que pretenden resolver nacionalizando las fábricas; abundan los cortes de energía; y, por si fuera poco, la economía se debate entre puntos de vista opuestos de los ministros de Economía y de Planificación. Todo lo cual llevó a que Standard & Poor’s degradara la deuda venezolana a “B”, un nivel ridículamente bajo. La de Colombia es “BBB”, igual a Brasil, México y Perú.

Mientras Maduro viajaba a China, en Europa encontraron un alijo de 1.300 kilos de cocaína en un avión originario de Caracas. Previamente a su viaje Maduro dijo que los Estados Unidos no le querían dar permiso de sobrevuelo sobre Puerto Rico ¡Manes de Evo! El avión era cubano, pero la razón fue que pidieron el permiso muy tarde. No obstante cuando Maduro, luego de consultar a su pajarito de marras, acusó a los gringos, el permiso ya había sido concedido. Decidió entonces expulsar a tres diplomáticos norteamericanos acusándolos de “complot” contra el régimen. ¡Yankee go home! Los gringos hicieron lo propio por aplicación del principio de reciprocidad.

¿A quién más acusar para distraer la atención? A la compañía europea Airbus por supuestos daños en el avión presidencial, acabado de salir de un overhaul en Francia. Nada de lo cual, por supuesto, corrige una economía desequilibrada y en manos de incompetentes. Ni siquiera el salvavidas de exportar alimentos y papel higiénico (con la forma como manejan ese país, este nunca será suficiente) que le tiró Santos para resolver la escasez. Los venezolanos aún nos deben una suma superior a USD 300 millones desde la época del Chávez y los colombianos ya no creen en pajaritos de oro. No sé cómo andará ese negocio pero no creo que haya ningún tonto que se le mida a exportar a Venezuela, ni que a estas alturas de la vida confunda, como Maduro, “panes” con “penes”.

Vienen unas elecciones municipales para las que Maduro se prepara con proyecto de poderes que le otorgaría la Asamblea Nacional para perseguir a los opositores, Capriles el primero. Pero sea de ello lo que fuere, ese barco no lo enrumba el socialismo del siglo XXI.

 

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Coda. La Universidad de Atenas está alojada en unos bellísimos edificios neoclásicos, orgullo de la ciudad. Y no tienen al “che” Guevara y otros mamarrachos -arte callejero que llama Clara López- pintados en las paredes.