La Corte impudente
El DRAE define el adjetivo “impudente” como “desvergonzado, sin pudor”. “Pudor” es un sustantivo que significa “honestidad, modestia, recato”. Desvergonzado es el que carece de vergüenza. “Vergüenza” tiene varias acepciones, la primera de las cuales es “turbación del ánimo, que suele encender el color del rostro, ocasionada por alguna falta cometida o por alguna acción deshonrosa y humillante, propia o ajena”. Dicho de otro modo, impudente es el que carece de recato y contemplación ponerse colorado ciertas acciones que hacen sonrojarse a los demás.
Los seres humanos vivimos en sociedad. Ello nos da derechos, pero también nos crea obligaciones. Hay ciertas cosas que se hacen en privado para no ofender el recato de quienes nos rodean. Por eso los inodoros tienen puerta. Si nos encontramos en una iglesia, un teatro o un centro comercial con una pareja de hombre y mujer besándose y consintiéndose más allá de ciertos límites sentimos vergüenza por un acto ajeno. No porque besarse o consentirse sea malo en sí, sino porque hay unos parámetros que señala la vida social. Igualmente, creemos que se nos falta al respeto si alguien se desnuda frente a nosotros en un lugar público, no porque desnudarse sea malo en sí sino porque ofende la moral pública.
Para la Corte Constitucional, sin embargo, que una pareja de homosexuales se bese y se dé otras manifestaciones de afecto en público en un centro comercial, está bien. Como la guardia del centro comercial les llamó la atención, la inefable Corte consideró que los sodomitas estaban siendo discriminados por su orientación sexual. En otras palabras, eso no ofende el recato de la Corte ni le produce vergüenza como a los demás, lo que la hace impudente.
Pero esto tiene un poco más de largo: en un centro comercial hay mucha gente de distintas categorías, orientaciones, edades, etc. Niños, por ejemplo. Para la Corte impedir que se escandalice a los niños (y a la gente recatada) implica discriminar a los homosexuales. En buen romance, aunque la Constitución dice que “los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás”, la Corte dice que “los derechos de los homosexuales prevalecen sobre los derechos de los niños” y sobre los del resto de la gente que estaba en el centro comercial.
Yo creo que la gente puede tener la orientación sexual que le dé la gana. Pero también que a todos se nos aplica la norma del respeto para con los demás. Hay cosas que se pueden hacer en público. Otras solamente en privado. La Corte, además de ser impudente, carece de sentido común.
Coda. Luis Rueda y Aurelio Cadavid, dos abogados que lucharon contra el aborto y en defensa de la familia, y Mercedes Rosario de Martínez, fundadora de Fana, entidad para la adopción de niños abandonados, murieron en un lapso muy corto. Seguramente los recibieron las almas de aquellos niños que ellos no lograron salvar y que fueron asesinados en el vientre de sus madres.