Vergonzoso
Mi comentario del martes pasado sobre la reforma a la justicia, escrito cuando aún no se conocía la “conciliación” de los proyectos de Cámara y Senado que desató el escándalo, se quedó, claro está, corto.
El presidente de la Cámara, Simón Gaviria, en unas declaraciones para Caracol TV, dijo, entre otras muchas cosas enderezadas a justificar su actuación, lo siguiente: “El proyecto no era nuestro”. Cierto, era del Gobierno. Pero estaba en las manos del Congreso y si no ¿el Congreso para qué? Dijo también: “leí el proyecto pero no vi los ‘micos’. Confiamos en que el Gobierno lo había hecho bien. Tuvimos fe en los conciliadores (algunos de los cuales nombró él mismo). Quedé calmado.” La pregunta obvia es: ¿para qué está este señor en el Congreso? O peor ¿cómo está este señor de presidente de la Cámara si antes de votar no lee el texto, no de una ley para conmemorar el centenario de un pueblecito, sino de un acto legislativo, es decir, nada más ni nada menos que una reforma constitucional de la cual todo el país estaba pendiente? Y se justifica cínicamente diciendo que la secretaria del Ministro de Justicia escribió el texto de la conciliación y que el Ministro aprobó el texto de las modificaciones. Vuelve y juega: ¿el Congreso es de adorno?
Y ¿qué de los demás parlamentarios? Algunos se han atrevido a decir que todo está bien. Otros reconocen su error. Y solamente el 10% votaron en contra. La verdad es que lo que narran los medios sobre la conciliación desde la selección de los conciliadores, donde se eliminaron los amigos del Gobierno, hasta su ejecución en un conciliábulo secreto del que sacaron al Ministro de Justicia, es vergonzoso. Algún columnista calificó lo sucedido de “nauseabundo”.
Las altas Cortes pasaron agachadas. Sólo el Consejo de Estado ha dicho que la reforma es una vergüenza.
Al Ministro de Justicia el Gobierno lo dejó solo. El Ministro dijo francamente que aunque no tiene responsabilidad en los ‘micos’, tiene responsabilidad política y renunció. ¿No necesitamos más renuncias?
En medio de todo, creo que la reforma, que era mala desde el principio y no hizo sino empeorar, debe caerse. Nada se salva.
Además, ya sabemos con quién lidiamos en el Congreso: unos personajes que, aunque son representantes del pueblo, solamente piensan en su interés personal. Y unos partidos políticos incalificablemente vergonzantes.
¡Y de las altas Cortes para qué hablar!
En el referendo que se planea hay que incluir no solamente una reforma adecuada de la justicia, sino del Congreso, reduciéndolo a menos de la mitad y exigiendo unas calidades que los hagan dignos de representar al pueblo.
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Coda. La decisión paraguaya para sacar a Lugo, legal de acuerdo con su orden jurídico interno, ha ocasionado que Chávez y Correa retiren sus embajadores y Colombia llame al suyo a consultas. Brasil, en cambio, dijo que no interviene en asuntos internos de otros Estados.