RAFAEL POMBO CAJIAO | El Nuevo Siglo
Jueves, 3 de Octubre de 2013

ESQUINA AZUL

Enfoque conservador

 

Hoy mañana se llevará a cabo un congreso programático del Partido Conservador Colombiano. Todos sabemos que ni todos los que están en el partido son conservadores (de hecho hay algunos que no conocen siquiera sus postulados básicos) ni todos los conservadores están en el partido.

Por eso la denotada relevancia de este encuentro. La doctrina, cuando se asume con seriedad y con altura, es la principal fuente de cohesión y proyección de los partidos políticos. De entrada es lo que marca la diferencia entre un movimiento político circunstancial, coyuntural, oportunista y volátil con una estructura social tan importante como lo es un Partido Político.

La doctrina cohesiona porque identifica, porque genera homogeneidad en las raíces, porque permite proyectar unas políticas públicas temporales sobre postulados ideológicos atemporales. Nos une con el pasado y con el futuro a través de un coherente paso de transformación y cambio del presente. La doctrina es un campo amigo de la disputa y de la discordia, por ende del sosegado debate porque en ella no caben los pueriles insultos personales ni las afrentas individualizadas. Una doctrina seria, profunda y suficientemente bien promulgada se constituye en el escudo primordial ante los caudillismos, especialmente ante los caudillismos tropicales tan fuertemente conocidos por estos contornos.

Me parece que la oportunidad de estos dos días no es única pero sí es, ciertamente, oportuna y feliz. Si los participantes se la apropian y le dan el significado histórico que se merece se dará el primer paso en el camino correcto hacia una victoria electoral.

No es el momento de problematizar listas, adhesiones, alianzas, identificación y elección de líderes. Es el momento de establecer las bases doctrinarias contemporáneas que soportarán el discurso electoral que está por darse.

Por mi parte estoy tranquilo frente a la persona quien deberá amplificar el discurso conservador en la recta presidencial. Lo importante es enfocar el discurso, identificarlo concreta y correctamente y hacer de él la principal espada de lucha política. He ahí el verdadero ejemplo. He ahí la veraz reforma de la forma de hacer política. He ahí el sustantivo cambio en el quehacer político que tanto esperan nuestras gentes.

Convencido, como lo estoy, de que el partido debe tener candidata propia y que la mejor de ellas, de lejos y por sus réditos propios es la exministra Marta Lucía Ramírez, lo que debemos hacer es entregarle unas bases doctrinarias sólidas y a tono con el momento histórico. Ella sabrá como potencializarlo y capitalizarlo.