La Escuela Superior de Guerra ha tenido la feliz idea de lanzar dos redes académicas que hacían inmensa falta en el panorama académico y que tendrán cobertura transnacional.
Se trata de la Red de Conocimiento en Seguridad y Defensa, Recsede, y la Red Escuela de Pensamiento Geopolítico Colombiano, creadas con la participación activa de profesores del Rosario, la Javeriana y el Externado.
Semejante desafío obedece a hechos bien concretos. Primero, durante los últimos años los estudiosos de estos temas se han multiplicado a tal punto que se ha ido dando una verdadera confluencia entre los asuntos concernientes a la Ciencia Política y las Relaciones Internacionales.
Segundo, tales materias han desbordado los círculos propios de las escuelas militares y se han insertado en la comunidad universitaria y la comunidad misma, de tal manera que se está fortaleciendo progresivamente una verdadera cultura de seguridad y defensa.
Y tercero, este diálogo cada vez más amplio y abierto entre militares, civiles, políticos y líderes sociales no es un fenómeno exclusivamente colombiano sino que, por el contrario, viene presentándose en varios países al mismo tiempo, con lo cual, numerosos especialistas comparten un tejido denso que ahora se formaliza con el lanzamiento de Recsede y Resgecol.
De hecho, al tratarse de temáticas tan dinámicas y cambiantes, el diálogo coordinado y sistematizado no solo será productivo sino altamente rentable para las comunidades que, a pesar de las diferencias ideológicas, se esfuerzan cada vez más en el manejo de las amenazas, las metodologías de seguridad ciudadana, seguridad colectiva y defensa.
En la práctica, algunos académicos seguían prefiriendo el distanciamiento entre los institutos militares y los civiles para garantizarse una especie de purismo intelectual e independencia conceptual.
Pero la realidad ha sido mucho más rápida y dinámica, de tal forma que, hoy, el pensamiento geopolítico crítico y transformador, así como los estudios y debates sobre la defensa ya son asuntos altamente integrados, transdisciplinarios y generadores de conocimiento permeable.
Empezando por el ciudadano, por supuesto, para el que hasta hace dos o tres décadas las cuestiones propias de la política exterior y la estrategia no eran de su consumo y preferencia diaria.
Hasta que los conflictos, las negociaciones, las controversias limítrofes, los acuerdos de cooperación y las amenazas compartidas y las no compartidas han terminado por atraparles, convirtiéndolos en sujetos activos de una realidad que les afecta mucho más de lo que antes se creía tanto en su vida individual como en la convivencia comunitaria.