JOAQUÍN Sánchez S.J. sucedió al maestro español de la estética, Francisco Gil Tovar, en nuestra facultad de comunicación, antes de ser llamado a regentar los destinos de la Universidad Javeriana de Bogotá. Luz Marina Zuluaga fue Miss Universo en 1958. Marina Danko fue una hermosa modelo barranquillera, de origen húngaro. Álvaro Gómez Hurtado y don Hernando Santos Castillo fueron directores eméritos de sendos diarios, El Siglo y El Tiempo. Antonio Caballero y Alfredo Molado son dos connotados escritores y periodistas del ala izquierda. Alejandro Ordóñez, a quien el caricaturista “Matador” (no de toros, sino de hombres) apodaba “Monseñor”, fue Procurador General. Cesar Negret, importante empresario payanés, es hermano del señor Defensor del Pueblo. Cesar Augusto Jaramillo es un manizaleño raizal, profesor de derecho en varias universidades.
¿Qué tienen ellos en común, además de ser todos importantes, hombres letrados y verdaderos humanistas? Su amor ferviente por la Fiesta Brava. Del último de ellos doy fe que erigió en una de las salas de su helada finca de Zipaquirá una réplica de la Monumental Plaza de Toros de su ciudad natal; del primero sé que siempre ha sido capellán de toreros y de escuelas de tauromaquia, aún hoy cuando, en uso de buen retiro, retornando a su querencia natural, no se pierde corrida en la Sultana del Valle; la reina era gran aficionada, y la modelo le robó el corazón al torero Palomo Linares, porque la religión, el amor, el arte, la estética, la belleza, lo sublime, el buen vino, la buena música, el riesgo indecible e infinito, la sangre… todo ello se cobija en el mismo capote de los sustos que lleva al delirio a miles de aficionados en plazas llenas en Bogotá, Cali, Manizales (a Medellín la sacó del ruedo el señor alcalde, lo mismo que hizo Petro en la capital). Ello indica que la tradición aún vive.
Pero los que creemos en la Fiesta Brava somos cada vez menos, “la inmensa minoría” como en la señal de la HJCK. Los enemigos de los toros, a contrario sensu, son cada vez más y seguramente van a acabar con ella, y cuando ello ocurra, a las 5 en punto de la tarde, los más de tres millones de toros de lidia que existen sobre la tierra pasarán automáticamente al matadero, porque nadie va a sostener un animal, que vale en promedio veinte millones de pesos, a cambio de nada, y nadie va a mantener unos toros pastando para exhibición, ni para circo, porque los animales salvajes ya fueron expulsados de allí.
Y los cientos de miles de personas que viven del espectáculo pasarán a la economía informal, o morirán de hambre, porque no conocen otra profesión u oficio que no sea el que los ha alimentado toda su vida, y en el cielo serán recibidos y ovacionados con pañuelos blancos por Manolete, Belmonte, Palomo, Paquirri, Yiyo, Pepe Cáceres, García Lorca, Ernest Hemingway, Paco Luna y Pacheco. (QEPD). ¡Será el fin de una raza!
Post-it. Al ver un toro en la foto del perfil de mi Coordinadora, Leyla Álvarez, me envalentoné y pensé que ella era aficionada, pero al darle zoom, pude ver un letrero alabando el fin de las corridas en Medellín. Dios me guarde en este burladero.