Rodrigo Pombo Cajiao* | El Nuevo Siglo
Jueves, 2 de Julio de 2015

 

“¿Epistemológicamente aceptable diferenciación?”

ESQUINA AZUL

¿Por qué Farc no son terroristas?

 

EN  su célebre obra, Humano, demasiado humano, F. Nietzsche santificó: “Cuando no hay supremacía claramente reconocible y cuando un conflicto sería inútil y perjudicial para ambas partes, surge el pensamiento de llegar a un arreglo y a compensar las pretensiones opuestas; el carácter del cambio es la característica primaria de la Justicia. Cada uno recibe lo que desea”. Por ende, “la justicia es pues, recompensa y cambio” en esa línea de pensamiento.

Esa ya célebre premisa es la que se aplicó en Colombia. Y digo aplicó porque parece ser una irrefutable e irreversible herencia de la historia que, -a no ser por únicas épocas de esclarecimiento como la era Pastrana-Uribe-, sirvió de fundamento último para dar inicio al actual proceso de negociación.

Así nos tocó aceptarlo y en esas andamos. Sin embargo, he de confesar que a pesar de que me ha quedado muy difícil tragarme ese “sapo” histórico por la sencilla razón de que él constituye la negación misma del Estado Social de Derecho y de la Civilidad, acepto que es irreversible y que el tumor del terrorismo esta tan avanzado que nos tocó negociar con él.

Pero cuando se entraba el arreglo ello implica hasta para el mismo Nietzsche, igualdad de parte, vale decir, el reconocimiento que el Estado no pudo derrotar al terrorismo pero a su vez que el terrorista acepta que nunca va a alcanzar sus propósitos de hacerse con el poder a través de la violencia y la criminalidad.

Otra cosa es que, como sabemos, a los terroristas no les convenga negociar porque su razón de ser y de existir es la criminalidad pues ¡dentro de la civilidad no son nadie ni valen nada! Por eso existen fundadas dudas de su verdadero interés por incorporarse a la comunidad política, máxime si en el entretanto tienen que purgar cárcel, como corresponde a los cánones internacionales de justicia.

Por manera que mientras nuestros titulares de prensa siguen calificando las actuaciones de los fanáticos religiosos yihadistas como terroristas y demenciales, los mismos actos de terror de las organizaciones económicas Farc y Eln son catalogadas como “acciones de guerra” o “actos de subversión”.

Ello me lleva a preguntar: ¿por qué la diferencia? ¿Puede ser epistemológicamente aceptable esa diferenciación? Nos han impuesto ya la tesis según la cual es imposible vencer la criminalidad, ¿aceptaremos ahora que ellos nunca han sido terroristas?

*Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI