Rodrigo Pombo Cajiao* | El Nuevo Siglo
Jueves, 30 de Octubre de 2014

¡Santos no chuza!

Que desde algunas instancias del Gobierno se cometen delitos es una realidad de a puño. Y que algunos funcionarios han decidido chuzar, interceptar comunicaciones privadas de personalidades públicas, políticos y periodistas, es una perogrullada. Lo hacen hoy y lo han hecho en el pasado. No era cuestión del DAS, ni una política de gobierno ni mucho menos de Estado. Son casos aislados. Graves, pero aislados aun cuando repetitivos. El terrorismo de las Farc, por ejemplo, ha sido repetitivo y constante, sin embargo, aislado del Gobierno nacional. Son delitos que deben ser investigados y castigados con todo el peso de la ley pero, por lo mismo, se trata de responsabilidades personales, subjetivas e individuales.

Juzgar a todo un gobierno, empezando por el Ministro de Defensa y el Presidente, es una majadería de la peor ignorancia. Ello es propio de mediocres que encuentran en este tipo de infortunadas noticias la manera para hacerse notar.

Que en el primero y segundo mandato del gobierno Santos hay chuzadas, no cabe duda, pero de allí no se sigue, por cuanto no hay pruebas de que se trate de una política o estrategia de Estado, de gobierno o del Presidente de la República.

Lo que se concluye de todo el reciente escándalo de las chuzadas es que por no tratarse de una política de Estado ni de gobierno no puede tomarse en serio como ataque político pues su dimensión debe ser jurídica, más específicamente, penal y combatirse con toda la fuerza posible. La verdadera noticia, la noticia que trasciende, la histórica, es que el único lunar que le encontraron al período Uribe fueron las famosas “chuzadas”. Ellas, hasta donde se tiene certeza probatoria, fueron ciertas pero nunca imputables a la cúpula del alto gobierno, mucho menos al presidente Álvaro Uribe.

Con este escándalo se demuestran varias cosas: (i) el único lunar visible, y bien cacareado del período Uribe, es un hecho aislado al alto gobierno a pesar de lo pavoroso y triste. (ii) Se trata de delitos personales difícilmente transportables de lo penal a lo político; (iii) la responsabilidad que de tales delitos se sigue es jurídica, individual que no grupal, política ni generalizable. (iv) como van las cosas tendremos que concluir que las chuzadas, al igual que el terrorismo, nada tienen que ver con el Estado aun cuando se trate de hechos que se presentan en todos los cuatrienios de gobierno.

*Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI