Lalibela es uno de los lugares inolvidables del África Oriental, por ser la segunda ciudad santa y monástica de Etiopía. El primer lugar lo ocupa Aksum, que fue uno de los reinos más importantes y de mayor influencia con el imperio romano. Su rey Ezana, alrededor del 325, se convirtió al cristianismo; su legado fue dejar una importante iglesia monofisita, cuyas escrituras están escritas en Ge’ez, se dice que estos importantes pilares fueron dejados por el preste Juan. Razón por la cual, Aksum es considerada ciudad santa para el cristianismo ortodoxo.
Lalibela está ubicada al norte de Etiopia, en el Estado Federado de Amhara, su población es cerca a los 14.700 habitantes y la casi totalidad de ella es seguidora de la Iglesia Ortodoxa etíope. Su población es eminentemente rural, antiguamente fue llamada Roha o capital del reino Zagüe. Su rey, el conocido Gebra Maskal Lalibela, vivió en 1.172-1.212 recibiendo la canonización de la Iglesia Ortodoxa Etíope. Es por esta razón, que es una ciudad de peregrinación en el mundo cristiano ortodoxo. El rey Gebra construyó al interior de la tierra sobre piedra viva, estas maravillosas iglesias que llaman la atención por su arquitectura tallada sobre la roca. Su gran motivación, fue hacer algo similar a la ciudad de Jerusalén como una respuesta a la toma de la ciudad Santa por los musulmanes. El rey, una vez murió, dejo el dinero para el mantenimiento de ellas. Las Iglesias fueron consideradas Patrimonio de la Humanidad por la Unjesco, en 1978.
A Lalibela se le conoció también en los siglos XII y XIII con el nombre Roha. Las iglesias construidas bajo tierra son unas 11 y todas fueron bautizadas con diferentes nombres de santos bíblicos y cada una de ellas ha sido tallada en una sola roca y tienen un carácter rupestre. Todas están agrupadas, los guían les explican a los peregrinos que esta especial arquitectura, significa la espiritualidad y la humildad. Tal vez, a mi manera de ver la más importante es la de San Jorge o Beta Girorgios que tiene una imponente cruz griega tallada de 15 metros de altura. A unos 15 o 16 metros de las Iglesias se encontró un Monasterio Ashetan Maryam.
Algunos expertos dicen que las iglesias requirieron mucho tiempo en erigirse, por su laborioso trabajo y detalle en la talla, luego debieron ser terminadas alrededor del siglo XIV. Se dice que su mayor influencia arquitectónica viene del mundo copto y fue allí en donde se desarrolló el culto al rey Lalibela que, a no dudarse, constituye una encumbrada y laboriosa belleza de la realeza etíope.
La tumba del rey Lalibela se encuentra en la iglesia Bete Gólgota, es una verdadera reliquia de la humanidad. Los peregrinos que la visitan toman el polvo alrededor de la tumba porque consideran es milagroso. Según la gente del lugar, estos solo se distribuyen por el sacerdote que tiene a cargo la administración y cuidado de las once iglesias, los peregrinos dan fe de los múltiples milagros recibidos. Admito que yo también los tome y los guarde.
Cerca de la tumba aparecen tallado un Cristo coronado por los Arcángeles. La tumba se sabe que está allí, pero nadie dice en qué lugar exacto. Lo que es evidente e inimaginable desde el punto arquitectónico, es como pudieron ser concebidas y hechas bajo tierra. Para poder visitarlas hay que bajar varios escalones que finalmente lo llevan a uno admirarlas y quedar sorprendidos de la época y la forma como fueron construidas y talladas.
Para un cristiano es definitivamente un sitio obligado para peregrinar y admirar a estas estructuras subterráneas, tan sólidas, bien ornamentadas y bellamente decoradas en sus rocas. Pero, sobre todo, da un ejemplo de cómo la fe en Dios puede llevar a idear, construir y servir por siglos de lugar de reflexión espiritual.