SAMUEL HOYOS MEJÍA* | El Nuevo Siglo
Sábado, 17 de Agosto de 2013

La revancha de las Farc

 

Santos  y su pusilánime Gobierno, sus amigos de la gauche caviar, el establecimiento que le aplaude sus “audaces apuestas progresistas”, los medios de comunicación y los grandes grupos económicos que toleran todo con tal de conservar la pauta del Estado y que no les suban los impuestos, se equivocan si creen que haciendo concesiones a las Farc, serán perdonados y aceptados en el nuevo régimen que éstas impongan.

Probablemente Luis Carlos Sarmiento espera ser el Cisneros colombiano, seguramente Enrique Santos querrá ser amigo de los terroristas tropicales qué, disfrazados de revolución cubana con barba espesa, tabaco y camuflado, hablarán de paz, derechos humanos y de sus historias en el monte.

Se equivocan todos ellos, serán los primeros expropiados, por no decir fusilados, cuando se imponga la revolución por decreto. Santos, para las Farc, personifica al verdadero idiota útil, y no hace más que alimentar a su propio verdugo. El Presidente está convencido de que entregando la cabeza de Uribe salvará la suya, pero la bestia es insaciable y lo está manipulando, haciéndole creer que le entregará el perdón y el trofeo de la paz, aunque tarde o temprano irá por él. No le alcanzarán todos sus intentos por hacerse perdonar tres generaciones de oligarquía bogotana, es un hombre sin convicciones pero con intereses y está dispuesto a todo por alcanzarlos.          

Pero hay algo que le conviene tener muy presente al señor Presidente a la hora de premiar a los violentos, debe exigir, o al menos pedir el favor a las Farc, ya que son ellas quienes exigen, que los acuerdos a los que se llegue en La Habana, tendrán que ser respetados por ellos el día en que lleguen al poder. Las Farc, con sed de venganza y tras haber sido vencidos y perdonados, llegarán a cobrar a contradictores, militares, políticos y funcionarios por haberlos perseguido legítimamente antes de que Santos les lavara la sangre de las manos.

No me cabe duda de que en la historia que impongan, terminarán las victimas de victimarios; por más de que hablemos de reconciliación, de perdón y olvido, vendrán comisiones de la verdad con su versión de los hechos, sus jueces dirán que los criminales del antiguo establecimiento tenían como política de Estado aniquilar a esos románticos che guevaras defensores del bien, de la libertad y la justicia social, y que esas leyes de indulto no son aplicables a los “terroristas de Estado”. La propia izquierda democrática será una víctima de los nuevos dueños del poder, por haber traicionado la causa y haber decidido competir en democracia, rechazando la violencia.

Me produce un dolor inmenso ver a Petro en la alcaldía y al coronel Plazas privado de su libertad, pero nunca estaría de acuerdo con que el Estado irrespetara el indulto al M-19. Cuando una sociedad llega a un acuerdo, consensuado mas no impuesto, dicho acuerdo debe respetarse por injusto que sea.

En Argentina llegaron los Montoneros a buscar la revancha, a vengarse de quienes recibieron el perdón; Baltasar Garzón quiso hacer lo suyo en España y ahora quieren revivir viejos muertos en Chile. En Colombia no puede pasar lo mismo, y como a los colombianos nos estén entregando en La Habana sin habernos preguntado, al menos debemos pedir, que por favor, no nos maten ni nos metan presos por hacer oposición.

*Profesor Universidad Sergio Arboleda