SAMUEL HOYOS MEJÍA* | El Nuevo Siglo
Viernes, 27 de Septiembre de 2013

Déspota que no respeta la democracia 

El  alcalde Petro solo respeta la democracia y las instituciones cuando le conviene. La justicia solo le gusta cuando le indulta sus crímenes, las elecciones solo son limpias cuando las gana él, los contratos solo le gustan si son para los suyos, los debates los acepta si solo habla él, la revocatoria solo le gusta cuando la aplica él. Petro es un déspota que no respeta la democracia, se valió de ella para llegar al poder y ahora se siente dueño de la ciudad y de los ciudadanos, nos mal administra a su antojo, consiguió con los votos el poder absoluto que no logró alcanzar con la violencia. Es igual a Chávez, usó la democracia para hacerse elegir dictador posando de demócrata y ya no le importa ni la norma ni la ley, mucho menos la voluntad popular.

Es tan mal alcalde que consiguió un premio, que acostumbran comprar, que lo proclama como el mejor alcalde de Iberoamérica. Uno no sabe si es un buen chiste que le hicieron, una venganza de su parte contra los bogotanos que lo queremos revocar o si es una mezcla entre lo perverso, lo inútil y lo atrevido de su personalidad. En todo caso fue hasta chistoso por lo absurdo, como cuando a Chávez le dieron el premio periodístico por su apoyo a la libertad de expresión.

A Petro había que reconocerle la grandeza de haber dejado la violencia, el secuestro, los asesinatos y la extorsión por acogerse a la democracia y la ley. Pero hoy confirmamos que no es cierto, sus actuaciones de abuso del derecho, recursos, reposiciones, apelaciones, tutelas, derechos de petición, con el fin de impedir la manifestación de la voluntad popular, la de ese pueblo al que dice defender, nos demuestra que para él siguen siendo más importantes las vías de hecho que la expresión democrática. Y nos sigue amenazando con las armas de ser revocado o destituido, recordándonos el nacimiento del M-19.

A pesar de lo costoso que resulta tenerlo en la alcaldía hemos podido confirmar su talante anti-democrático, y ojalá sirva, en este país sin memoria, para rechazar de una vez por todas al populismo despótico y su pretendida candidatura presidencial. En el siglo XXI la esclavitud fue remplazada por el populismo asistencialista que busca apropiarse de la voluntad del pueblo y someterlo a cambio de mendrugos de pan.

No tenemos por qué doblegarnos ante las amenazas del señor alcalde, ni nos detendrán las 200 tutelas que ha interpuesto contra la revocatoria, no nos dejaremos chantajear con el proceso de paz, porque la paz no puede ser la negación de la democracia. La revocatoria será una realidad y todos tenemos la obligación de contribuir a su realización, no podemos quedarnos en la crítica pasiva ni en posturas pseudo intelectuales de tolerancia a lo arbitrario y antidemocrático engañados por el disfraz del progresismo.

*Profesor Universidad Sergio Arboleada