Dicen por ahí que alguna vez, en una entrevista, el escritor Carlos Fuentes confesó que cuanto sabía de derecho y economía -a fin de cuentas, había estudiado lo uno en la Universidad Nacional Autónoma de México, y lo otro en el Instituto de Altos Estudios Internacionales de Ginebra- lo había aprendido, en realidad, leyendo literatura.
Vaya alguien a saber si es cierto lo que dicen o no. La anécdota puede ser apócrifa, aunque es a todas luces verosímil: cabe perfectamente imaginar a Fuentes aprendiendo derecho penal en las páginas de “Crimen y castigo”, y derecho contractual y mercantil, e incluso derecho procesal y hermenéutica jurídica, en las de “El mercader de Venecia”.
También serviría a quienes se forman hoy en disciplinas como la Ciencia Política o las Relaciones Internacionales leer más literatura, con lo que ganarían no poco en juicio y en entendimiento de las cosas y los individuos (nada revela tanto la realidad como la ficción, ni la persona como el personaje), y bastante –o algo, que sería mucho– en el dominio del idioma, que se ha vuelto tan precario.
Podría hacerse todo un curso de Ciencia Política a partir de “Anatomía de un instante”, obra de Javier Cercas que combina la novela, la crónica, el reportaje, el retrato y la biografía, y que, con base en una minuciosa pesquisa y una aguda reflexión, reconstruye el golpe de Estado ocurrido el 23 de febrero de 1981 en España. Como el instructor de la “Lección de anatomía” de Rembrandt, Cercas disecciona los acontecimientos para descubrir al lector las entrañas de la conspiración, el talante y el carácter de sus protagonistas, los ruidos y los silencios de eso que los expertos llaman “toma de decisiones”, el papel del azar y del cálculo (acertado o fallido) en el desarrollo de un momento crucial -acaso el instante definitivo- de la transición democrática española.
Podría hacerse otro, de Relaciones Internacionales, con “2034: A Novel of the Next World War”, cuyo autor -acompañado en la labor por el novelista, y también veterano de combate, Elliot Ackerman- es, nada más ni nada menos que el almirante James Stavridis, quien fuera comandante supremo aliado en Europa de la OTAN y es hoy decano de la Escuela de Derecho y Diplomacia Fletcher.
En su narración ficticia de una nueva guerra mundial entre Estados Unidos y China, Stavridis y Ackerman ofrecen toda la geopolítica, la estrategia militar, las lecciones sobre la prudencia política y los riesgos del escalamiento de los conflictos, sobre el papel de los asesores, y sobre el ominoso destino al que puede conducir eso que la historiadora Barbara Tuchman calificó una vez de “marcha de la locura”, que alguien que estudia hoy Relaciones Internacionales podría desear, y, sobre todo, necesitar.
Es una lástima que casi nunca se ofrezcan cursos así. Porque en ellos, los estudiantes, y aún más los profesores, hallarían un montón de cosas que no se enseñan y que vale la pena aprender.
*Analista y profesor de Relaciones Internacionales