La batahola de La Habana trajo también nueces. Saber por ejemplo que uno de los artífices de aquello que a gusto o disgusto de unos u otros hará parte de nuestra historia, es un Filósofo –Sergio Jaramillo-, en este país donde pensar se volvió pecado, en sentido extra moral, cuando no estorboso.
O ratificar que Humberto De La Calle, cuya gloria política sucedió en los 90, es un grande y está por derecho propio si así lo quiere, de primero en la línea para las presidenciales de 2018; de su dignidad incorruptible supimos cuando fue capaz de renunciarle a Samper, en un país donde la gente cree en el cuento de que la dignidad humana se define por el cargo, como si ser y estar fueran la misma cosa.
Y lo mejor, darse uno cuenta de que pese a los presagios de sus malquerientes y detractores, quienes en un acto de canibalismo creyeron que un tumor cerebral podía convertir en un gagá o en un blandito a Germán Vargas Lleras, su talante aguerrido y contestatario no quedó perdido en una sala de cirugía.
Talante tenemos todos. De hecho, como cunde el mal uso del idioma, la siempre oportuna Fundéu BBVA (Fundación del Español Urgente) precisa al respecto: “La voz talante es usada habitualmente en la prensa para hacer referencia al ‘carácter moderado o dialogante de un proceso o persona’, sin embargo, esta palabra no tiene ninguna de esas connotaciones. En realidad talante alude meramente al ‘modo o manera de hacer una cosa’ y, por lo general, necesita que otras palabras completen su significado con matices positivos o negativos”.
Con alegría leí en El Espectador esta declaración de nuestro Vicepresidente, sobre lo acordado en La Habana: “(…) una cosa es que muchos compartamos que mediante este acuerdo podremos recuperar la paz, aceptando los sacrificios que el acuerdo impone, y otra muy distinta que esta sea el preámbulo (…) para entregarles a las Farc el gobierno y la conducción de la Nación”.
En aras de la paz nos tragaremos muchos sapos habaneros, pero Vargas Lleras, quien se reveló como un Pepe Grillo frente al acuerdo, por fortuna estará en la competencia para suceder a Santos, sin doblegarse frente al nuevo jugador, alias Timochenko: “Seré el primero en enfrentar en las urnas a las Farc, en su intento de llegar al poder”.
Lo cortés no quita lo valiente. O como decían nuestras tías en común, “lo Cortés no quita lo Gregory”.