El Fipronil es una molécula insecticida y acaricida descubierta en la década de los 80´s del siglo pasado y comercializada a partir de 1993, con efecto de amplio espectro que ataca el sistema nervioso central de los objetivos biológicos. Es de lejos el plaguicida responsable de la mayor cantidad de vegetales frescos con residuos por encima de los valores permitidos y sus efectos son graves para la salud en caso de exposición prolongada por ingestión. Desde 2007, los holandeses lo identificaron como uno de los diez insecticidas problema que superan la norma ecotoxicológica, además de ser extremadamente tóxico para las truchas, los crustáceos, las aves, los insectos, las lombrices, las algas y los helechos, entre otros.
Su alta peligrosidad se hizo evidente en 1996 cuando se descubrió la conexión entre su uso y la muerte masiva de abejas, un efecto que llevó a los apicultores y defensores de polinizadores de toda Europa a levantarse en su contra. Fue tan fuerte la batalla para sacar de circulación la molécula que en Alemania algunos apicultores se hicieron accionistas de Bayer para tener derecho a presentar sus quejas en la asamblea de accionistas. En 2013, ante la incontrovertible evidencia científica, la Comisión Europea siguiendo las recomendaciones de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria prohibió su uso.
En Colombia, al menos desde comienzos de 2010, se venían denunciando múltiples eventos de muerte masiva de abejas sin que las autoridades ambientales y de agricultura se manifestaran concretamente, mucho menos que tomaran acciones para averiguar sobre el origen de esta catástrofe. Fue en 2014 que, apicultores como Jairo Velandia y Abdón Salazar, entre otros, empezaron a alzar su voz y a señalar a los neonicotinoides y al Fipronil como responsables directos de la muerte de sus abejas, pronto lo demostraron con resultados de laboratorio en mano.
En 2018 interpusimos una Acción Popular en favor de las abejas y polinizadores, solicitándole al Tribunal Administrativo de Cundinamarca disciplinar el uso de esas moléculas. El 12 de diciembre de 2019, el Tribunal profirió sentencia ordenando la constitución de la Mesa Técnica de Neonicotinoides y Fipronil, espacio compartido con los Ministerios de Ambiente y Agricultura, a la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, a Instituto Colombiano de Agropecuario, a la Sociedad Colombiana de Agricultores y la Fundación Natura, con el mandato específico de revisar la literatura científica sobre la relación entre el uso de dichas moléculas y la muerte masiva de abejas y polinizadores con el propósito de adoptar las medidas necesarias que permitan su protección.
Durante tres años se trabajó intensamente en la Mesa, en la sesión ordinaria del pasado 30 de enero el ministerio de Agricultura y el ICA comunicaron el proyecto de resolución mediante la cual se prohibirá el uso en todo el territorio nacional, poniéndole el tatequieto, apoyados en los hallazgos de Agrosavia en los cuales se evidenció que en el caso del Fipronil las abejas (Apis mellifera) siempre buscan la molécula, sin importar la dosis utilizada.
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