Los colombianos tenemos una deuda histórica incancelable con Haití. El primer país libre de América Latina cuyo presidente Alexander Petión prestó una ayuda invaluable a Simón Bolívar para reiniciar la lucha de la independencia en 1816.
Pero el mundo todo, y muy especialmente Francia, tienen una deuda que, sería, esa sí cancelable, y podría ser una ayuda formidable para que el sufrido país de las Antillas resurgiera de la crisis política en que se encuentra que lo está llevando a los límites de convertirse en un Estado inviable.
Thomas Piketty ha recordado en su último libro “Una breve historia de la igualdad” el terrible caso de la deuda impuesta por Francia sobre Haití. Cuando en 1825 se reconoce la independencia haitiana por el rey Carlos X de Francia esto se hizo bajo la condición de que este miserable país antillano reconociera una deuda por 150 millones de francos oro de la época a los propietarios de esclavos de aquella isla, como compensación por la liberación de la población esclava sobre la que se había apoyado el desarrollo agrícola de la Isla.
Según los cálculos de Piketty “este tributo que recayó sobre los hombros de la joven república como costo para que su independencia fuera reconocida, representó más del 300% del PIB nacional de Haití de 1825; dicho de otra manera, más de tres años de producción, suma gigantesca que era imposible de reembolsar en un corto plazo”.
El renombrado autor francés concluye que el precio que Francia quiso hacer pagar a Haití por su libertad tuvo como consecuencia que el desarrollo de la isla estuviera determinado por la indemnización a los esclavistas, “a veces denunciada con violencia y a veces aceptada con resignación, según el giro de los ciclos políticos interminables de Haití”.
La cancelación de esta deuda no representaría para el Estado francés más que una insignificante porción de sus acreencias, pero para el Estado haitiano significaría la posibilidad de encontrar las salidas financieras para redescubrir sus posibilidades de desarrollo.
En la semana que acaba de concluir se ha reunido en Ginebra, Suiza, un grupo de veinte organizaciones no gubernamentales reclamando la condonación de esta deuda aún insoluta e injustamente impuesta por la metrópoli colonialista a la isla de Haití en el S.XIX. Este grupo de ONG´s calcula que el monto de la deuda que aún gravita sobre Haití es de USD 21 billones más los intereses de 200 años de ignominia post colonial sobre la antigua colonia.
Quizás este llamado que se ha escuchado desde Ginebra la semana pasada no sea atendido por Francia. Pero al menos debe servirnos para recordar las tristes condiciones sobre las cuales se construyeron los imperios coloniales y las indefensables miserias históricas que explican el poscolonialismo en el mundo.