“En su asamblea votaría para que los despidieran a todos”, dijo Gonzalo Mallarino columnista de opinión de El Espectador sobre Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco y su Junta Directiva, quienes, en el Congreso Nacional de Comerciantes, realizado recientemente en Cali ante más de 2.500 asistentes, hicieron referencia al presente y futuro de Colombia, tal como estaba previsto de manera respetuosa y comedida. Pero además, y aquí está el lunar, permitieron que el evento se proporcionara para aplaudir, agasajar y condecorar al fiscal general de la Nación, Francisco Barbosa, luego de que éste pronunciara un discurso en el que una vez más, de manera desobligante e insolente, descalificara al presidente Gustavo Petro en esta oportunidad por su pasado, señalándolo tal cual dice el escrito, “como ilegítimo o inapto para ser el primer mandatario del país"
Impedimento que se sepa, no existe de autoridad competente alguna, sentando así un mal precedente de parte del gremio, mucho más, que ahora el fiscal venga a sugerirlo allí con suprema ligereza y desafiante soberbia.
Posición inconveniente por irrespetuosa, improcedente y abiertamente polémica contra las políticas de Estado, tal como se le ha vuelto costumbre, más grave ahora desde una tribuna gremial donde seguramente no todos piensan igual.
Por el contrario, ejemplo de verdaderos líderes del sector privado tenemos en Estados Unidos de Norteamérica, por citar uno de muchos casos, quienes con su propio esfuerzo y recursos ponen a prueba su iniciativa y capacidad gerencial, haciendo un valioso aporte a la sociedad, no administrando lo público ni peleándose con el gobierno tal como pretenden abrirse paso en Colombia.
Steve Jobs, magnate empresarial, cofundador y presidente ejecutivo de Apple y máximo accionista individual de Walt Disney Company es un claro ejemplo de superación en ese país ya que, en 1976, con el dinero que obtuvo por la venta de su furgoneta personal fundó la empresa Apple Computer, teniendo como sede el garaje de la familia.
Por supuesto que en nuestro país guardadas proporciones también hay muchos empresarios meritorios, pero entonces el mensaje gremial debe ser distinto.
Tal vez eso quiso dar a entender, la ministra del Trabajo, Gloria Ramírez en la ciudad de Pasto, cuando señaló que Fenalco no está de acuerdo con ninguna reforma, porque están cómodos con lo que tienen hoy.
Sucede entonces, que confunden su papel como dirigencia privada, con la del sector público.
Mientras la fórmula está en que cada sector haga lo que le corresponde, no que el sector público termine haciendo lo que le toca al privado o viceversa. El uno busca el beneficio general, promueve y facilita el desarrollo de las comunidades, diagnóstica, prioriza, presupuesta y financia, investiga, legisla, administra justicia y gobierna; el otro, atesora riqueza e invierte en favor de sus dueños, dinamiza, la economía, paga impuestos, opera el circulante y genera progreso y empleo.
Entonces, para el caso, llevar a un fiscal bravucón a acolitarle su disgusto con el Gobierno es una torpeza.
“La soberbia no es grandeza, sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande, pero no está sano” dijo San Agustín.
*Exgobernador del Tolima