¿Cómo se puede explicar que Donald Trump pueda volver a ser presidente?
Tras un proceso en el Congreso y el mayor cúmulo de acusaciones de la historia, ¿cómo es posible que lo logre?
Primero que todo, podría hablarse de la persistencia.
Vale recordar que, en su momento, él decidió hacerse candidato para frustrar a un Obama que dejaba el poder, aunque devolviéndole favores a la familia Clinton. Y lo logró.
Pero luego él es derrotado por Biden y es entonces cuando se promete superarlo ahora, para borrar así todo vestigio de influencia Obama.
En segundo lugar, puede hablarse de una cuestión biológica.
Aunque Biden solo le supera por cuatro años de edad, las apariencias muestran una distancia mucho mayor.
Mientras a Biden le cuesta mantener el equilibrio corporal, Trump parece inagotable, sorteando las dificultades con su consabida soberbia.
En tercera instancia, también se trata de un asunto de liderazgo.
Biden no tiene competidor en su propio partido debido a la costumbre de que al presidente se le respeta la pretensión reeleccionista.
Pero al interior pululan las corrientes ideológicas de izquierda que lo desafían, con lo cual, se desgasta demasiado tratando de mantener la unidad partidista a toda costa.
A la inversa, Trump tiene oponentes internos, pero los sobrepasa a todos en franca lid, a tal punto que la pugna entre los republicanos consiste en tratar de que él los designe como su fórmula vicepresidencial.
En cuarto lugar, Biden parece reflejar a escala global la misma lasitud que su condición física supone.
La alarmante e improvisada retirada de sus tropas de Afganistán hace año y medio, así como la permisividad para que Putin invadiera a Ucrania han minado la fortaleza exterior de los Estados Unidos.
En cambio, Trump se las ha arreglado para transmitir la idea de que es el personaje apropiado para recobrar el vigor imperialista de su país.
En un sistema internacional sumamente inestable, Biden aparece como un dirigente que no es suficientemente respetado por sus múltiples antagonistas.
Por ejemplo, al no disuadir a Irán, los persas se sienten estimulados a expandirse y asediar tanto a Jerusalén como a Washington mediante una red de socios no estatales altamente agresivos y resistentes.
Por supuesto, eso eleva los costos militares para EEUU, que se ve cada vez más limitado al momento de ofrecer la ayuda necesaria a sus asociados.
Y todo ello sin contar con que, en cualquier momento, Pekín concluya que este es el momento más indicado para invadir a Taiwán, poniendo a Biden, literalmente, entre la espada y la pared.
En resumen, el partido Demócrata ha ido sumiéndose en una preocupante crisis estructural de liderazgo, de tal mantener que si el candidato no fuese Biden, ¿Quién habría podido asumir ese papel?
¡Lo cierto es que ¡ni los propios demócratas lo saben!