Trump, algo de bueno y mucho de malo | El Nuevo Siglo
Viernes, 27 de Enero de 2017

Donald Trump va a traer graves problemas, no solo a su país, sino al resto del mundo, incluyéndonos, naturalmente. Se espera, comenzando por los dirigentes de su partido, que entre las personas con las que se rodee haya quienes logren  moderar sus ímpetus populistas y pendencieros y eviten conflictos mayores. Su táctica es la del matón, amenazar (a México, a China, a la Otan, a las empresas, a todos) para así tratar de obtener lo que quiere. No todo en su programa es negativo, obviamente, y algunos de sus objetivos encajan dentro de las ideas conservadoras moderadas. Desafortunadamente lo nocivo parece primar sobre lo positivo.

Entre lo malo podemos mencionar su intolerancia a la crítica, esencial esta para una democracia, lo que lo lleva, como buen populista, a acudir a teorías conspirativas: todo lo que le es contrario se debe a una confabulación, en este caso de los medios de comunicación, a los que ha declarado la guerra (los periodistas “están entre las personas más deshonestas sobre la tierra”). Alarmante. Tal vez esto lo puedan hacer impunemente Castro, Maduro o Putin, a quien admira, pero no en una verdadera democracia. Sus conflictos de intereses también son inquietantes, la negativa a hacer públicas sus declaraciones de impuestos y a colocar sus negocios en una fiducia independiente ya han originado demandas judiciales. Se ha burlado en público de los discapacitados. No ve mal la tortura. Sus conceptos sobre las mujeres motivaron las más grandes manifestaciones femeninas contra él, al día siguiente de su posesión. No le preocupa el calentamiento global. Su política de proteccionismo económico conducente al mercantilismo del siglo XVIII que tantos perjuicios causó y que llevaría al mundo a una guerra comercial, perjudicial para los consumidores y para las exportaciones de nuestros países. Su mira es deportar no solo a los inmigrantes delincuentes, sino a millones honrados que llevan años en su país, muchos de ellos que allí nacieron. La Otan es obsoleta. La Unión Europea no es importante.

Entre lo positivo y en lo que nos concierne, puede mencionarse una actitud más firme frente a los regímenes antidemocráticos de extrema izquierda en América Latina, en particular en Cuba y Venezuela, lo mismo que respecto a la situación colombiana. Las declaraciones del nuevo Secretario de Estado, señor Tillerson, son vagas, pero dan una esperanza, dijo que “revisará los detalles del acuerdo de paz (con las Farc) y determinará en qué medida continuaría apoyándolo… insistirá en los compromisos sobre producción y tráfico de drogas… apoyará a los defensores de los derechos humanos… procurará reversar las medidas de Obama respecto a Cuba… buscará la liberación de los prisioneros políticos… pedirá la cooperación de Colombia y Brasil sobre Venezuela.” Ojalá lo haga.