Cuando conectamos la educación con el turismo, estamos uniendo dos fuerzas que pueden hacer de este mundo, un lugar mejor.
Taleb Rifai
Nuestra amada Colombia, país que nos correspondió habitar, es un territorio privilegiado, por sus climas, paisajes, ríos, gran fauna, flora, cordilleras, dos océanos -Atlántico y Pacífico-, archipiélago, por la variedad y belleza de su geografía, así como por la diversidad de sus ecosistemas.
Si a todo esto que nos ofrece el planeta le sumáramos conciencia turística, amor, conocimiento de lo nuestro e inglés básico, sería de lejos un gran país turístico.
Tenemos que concientizarnos, mentalizarnos y ser ciudadanos con una gran capacidad de servicios turísticos autosostenibles y plenamente ecológicos.
Debemos aprovechar todas las bondades de nuestro territorio para que el turismo crezca y Colombia sea un destino apetecido por los turistas del mundo entero.
Sería interesante que se aumenten en cada territorio los restaurantes de nuestra variada comida típica, con precios justos. No hay que abusar, ni matar la gallina de los huevos de oro.
Es necesario que en nuestras ciudades y regiones turísticas se hable inglés y haya suficientes guías turísticos que hablen varios idiomas. En esa forma podremos duplicar el número de turistas -año, y llegar a una importante cifra de diez millones de visitantes, o más, lo que generaría la creación de innumerables empresas no solo de turismo sino hoteleras y de transporte.
Por eso es prioritario para que esta industria de alto potencial de crecimiento supere los 5 millones de visitantes extranjeros garantizar la protección de los derechos del visitante extranjero. Turista satisfecho trae más turistas.
Para enfrentar este reto son indispensables las alianzas público-privadas. Ello permitirá concertar proyectos y adelantar la preparación de los guías turísticos a través del Sena, en procesos de calidad para optimizar el servicio al cliente.
Se requiere formar prestadores de servicios turísticos bilingües y con alto conocimiento de nuestro país, para recibir un alto flujo de visitantes internacionales.
Para garantizar la demanda debe mejorarse la oferta turística de la que dispone Colombia. Y esto incluye conectividad aérea y terrestre, amplia información sobre los atractivos de cada región y que la gente esté preparada para recibir y atender a los visitantes.
Cada departamento y municipio debe hacer un gran esfuerzo en optimizar infraestructuras, carreteables y ofertas hoteleras, para facilitar la llegada de turistas.
Se deben estructurar planes turísticos ancestrales, previa consulta y participación de las comunidades indígenas del país, respetando su cosmogonía, sus sitios sagrados y sus costumbres y que esos dineros les entren directamente a esas comunidades, sin peaje alguno.
Al Estado le corresponderá apoyar e impulsar estos proyectos y mejorar ostensiblemente la seguridad en esos sitios más visitados.
Es recomendable organizar una gran mesa de implementación y trazados de metas en materia turística, entre gobierno, operadores turísticos, gremios como, Anato, Asotelca, Cotelco y Agentucol, y empresas de aviación y de transporte terrestre.
Insisto en la necesidad de crear conciencia turística, con énfasis en lo ecológico. El turismo es la industria del mañana. Madruguémosle.