“Cambio denota la acción o transición de un estado inicial a otro diferente, según se refiera a un individuo, objeto o situación. También puede referirse a la acción de sustituir o reemplazar algo”.
En estos tiempos los colombianos han adoptado dentro de sus expresiones más sentidas la palabrita “cambio”, término que se convirtió en la brújula de sus aspiraciones para hacer realidad una sociedad feliz.
Esta palabrita le permitió a Gustavo Petro ser elegido presidente de la República.
Desafortunadamente cuando los colombianos esperábamos un cambio en las costumbres políticas, no vemos por ninguna parte la sustitución de un estado corrupto.
Si preguntamos dónde está el cambio, la respuesta al unísono de los idólatras de Petro es: “en todos los gobiernos ha existido corrupción”
Estudios económicos señalaban que la proyección del Plan Financiero en febrero de 2024 sería de 1.2%, al final fue de O.6%. Pensaron que las importaciones iban a caer en -15%, pero la contracción resultó en -18%”
Paralelamente, el exministro Juan Camilo Restrepo afirma: “Las cifras sobre derrumbe de la formación bruta de capital en todas sus expresiones que divulgó el Dane, con una caída de más del 25% en el último año, son dicientes de este debilitamiento de la confianza inversionista del sector privado. Los motores de la inversión se están apagando y sin una buena inversión como proporción del PIB se ve comprometida la productividad futura y el mismo crecimiento económico”.
Un cambio real en el gobierno Petro fue la actuación deliberada que condujo a que Barranquilla perdiera la sede de los juegos panamericanos.
No culpen a la ministra saliente del deporte, Astrid Rodríguez; los que conocen a Gustavo Petro saben que es un hombre vengativo y así lo demostró después de las elecciones de octubre, cuando convocó al palacio de Nariño únicamente a sus amigos que resultaron elegidos, excluyendo los de Barranquilla.
No hay duda del afecto que el gobierno tiene de los contratos con sus amigos. A la firma de la resolución adjudicando la licitación de pasaportes a la firma Tomas Greg, firma que no es amiga, en un segundo fue conocida por Petro, ocasionó inmediatamente la destitución del Secretario General de la Cancillería, pero ante el escándalo de los carrotanques y de las ollas comunitarias en La Guajira, silencio absoluto.
Peor aún, cuando el jefe de la cartera de Hacienda, Ricardo Bonilla, advertía que habrá varios recortes en el Presupuesto General de la Nación para 2024, el gobierno Petro crea (10) embajadas, para un total en pesos de 15.650.605.624.17, es decir “me importa un carajo la economía de Colombia”.
Siguiendo los pasos de su amigo fiel Hugo Chávez, que fomentó un saqueo a Venezuela dejándola en la más profunda postración, Petro firma además un decreto por medio del cual se autofaculta para cambiar la destinación de importantes rubros del presupuesto de 2024.
Un cambio real de este gobierno: Violación de la Constitución y alistamiento jornadas de movilización para destruir las instituciones.