Un circo… | El Nuevo Siglo
Domingo, 9 de Octubre de 2016

Qué tristeza todo lo que ha pasado en la última semana en Colombia. Cómo es posible que se anunciara a los cuatro vientos la paz, el anhelado fin de la guerra, y al final ¡no era verdad! A Colombia la carcomen los egos. Los mezquinos intereses de todos los políticos. Politizar la paz es lo más bajo que pueden haber llegado a lograr. Polarizar a un país entre dos palabras, Sí y No, no tenía ningún sentido. Usar la ilusión de la paz para aumentar sus egos es imperdonable. Qué falta de previsión y que ingenuidad no tener un plan b para contrarrestar la coyuntura que traería el No. Ingenuos todos, que entre risas y caras expectantes creemos que con un tinto entre dos personas o entre los hijos de ellos se va a solucionar el negativo efecto que trajo el No.

Hoy, en el plano internacional no tenemos credibilidad. ¿Cómo la va a haber? Fuimos a entregar a la comunidad internacional unas ediciones finísimas de un acuerdo de paz que aún no era un hecho legal. Libros pesados que hoy solo serán papel de reciclaje de la Casa Blanca o la ONU.  ¿Cómo es posible que ni el Sí ni el No se anticiparan a lo que iba a suceder? Nadie tenía ni tiene un plan b. Nadie se lo imaginó.  Salen llorando en televisión a aceptar que nunca se imaginaron que eso iba a suceder. ¡Esto es inaceptable! Y mientas tanto todo un país marcha para exigir lo que le dijeron que ya era una realidad: La paz. 

Crear expectativas es inaceptable e imperdonable. Rompe con la credibilidad no es serio. Asumir que todo iba a salir bien y hacer creer a los demás que así sería es irresponsable con Colombia. Mi conclusión de todo esto es que el dolor de patria solo se siente cuando pierde la selección Colombia de fútbol.  A Colombia no la quieren quienes dicen morirse por ella. Si la quisieran no se hubieran arriesgado tanto a que pasara algo que asumieron que no iba a pasar y si la qusieran tanto no se hubieran atravesado en el camino hacia la paz.  Por eso, Colombia es un circo lleno de protagonistas ególatras que no duermen de imaginarse algún día no figurar en los periódicos. Nosotros no les importamos. Y, mientras tanto llega el premio Nobel de Paz para un Colombiano.

@ReyesJuanfelipe