"Se forma nueva arquitectura institucional”
Transcurridos escasos treinta días desde la posesión del presidente Iván Duque, el país inicia el proceso de recomposición institucional que exige la construcción de un nuevo país. La actitud presidencial en este primer mes de su mandato ha señalado a los colombianos su voluntad de liderar la formulación de un nuevo régimen político, libre de las ataduras, debilidades y perversiones que terminaron deslegitimando la institucionalidad.
El liderazgo que asumió en la lucha contra la corrupción, su evidente imparcialidad en la elección de Contralor General y la erradicación de todo vestigio de mermelada en las relaciones del Ejecutivo con el Congreso, que permitió la libre determinación de los partidos para declararse como partidos de gobierno, independientes o de oposición, marca el inicio de un proceso de reingeniería institucional destinado a rescatar y fortalecer nuestra democracia.
Se inicia un período de transición hacia un nuevo régimen y unas nuevas prácticas que exigirán acuerdos de gobernabilidad que descansen sobre políticas de largo alcance y no sobre momentáneas aritméticas para favorecer beneficios circunstanciales siempre contrarios al interés general. Ello requerirá en el gobierno experticia en su tarea y viabilidad en sus propuestas y en los partidos coherencia entre sus posturas ideológicas y el contenido de sus programas que permitan la natural controversia democrática entre las distintas concepciones que se debaten en la sociedad. Ese parece ser el espíritu del Pacto por Colombia que propone el presidente Duque y que tiene que ser entendido más como una mirada al futuro que como un ancla para permanecer en las controversias aún no resueltas del ayer.
Construir un nuevo país requiere de nuevas opciones para una moderna arquitectura institucional y esos nuevos enfoques deben responder a visiones compartidas de la sociedad que queremos y necesitamos. La alineación de las fuerzas políticas en el contexto del Estatuto de la Oposición sugiere un escenario de controversia gobierno-oposición y, asimismo, favorece concertaciones entre partidos afines en sus posturas ideológicas y en sus visiones de sociedad. Las más apremiantes reformas, política, electoral, justicia, tributaria, salud y educación, serán realidad en la medida en que sean el resultado de esas concertaciones. La gobernabilidad ganará en fuerza y sostenibilidad y los partidos harán tránsito de la penosa negociación mermelada a la recuperación de sus identidades ideológicas y programáticas.
El Pacto por Colombia constituye la mejor herramienta para elevar la calidad del debate político y el mejor instrumento de gobernabilidad en un régimen de tensión entre gobierno y oposición, en el que la alternancia en el poder dependerá de los resultados de las políticas ejecutadas y de la capacidad de construir alternativas a las mismas. Responder a estas exigencias es el mayor reto de los partidos políticos.