VICENTE TORRIJOS R. | El Nuevo Siglo
Martes, 11 de Junio de 2013

Número 22

 

Con eufemismos y delicadezas el Gobierno ha hecho todo lo posible para no irritar a Cabello, Jaua y Maduro cuando la única verdad es la que dijo (en su trabalenguas) el presidente Santos hace pocos días: vamos a ingresar a la OTAN.

Desde hace 7 años, ese ha sido un objetivo estratégico colombiano para perfeccionar su capacidad disuasiva y la verdad es que muy buenos efectos ha surtido pues modificó sensiblemente la actitud pendenciera de Hugo Chávez cuando en sus delirios totalitarios se imaginaba bombardeando a Colombia con los aviones irresponsablemente vendidos por los rusos.

En otras palabras, el ingreso a la OTAN no es idea de Santos, ni su temor al régimen venezolano -que tiene la sartén de La Habana por el mango- le va a permitir dar marcha atrás a estas alturas.

En efecto, el acuerdo que se está firmando con la OTAN es un marco de cooperación que le permite a Colombia ser el socio número 22 de la larga lista de países que, sin ser europeos, hacen parte de la Asociación por la Paz con un programa individual mediante el cual se comparten los valores occidentales de lucha contra el terrorismo y las amenazas comunes.

Para decirlo de otro modo, independientemente de la suerte que corran los negociados del Gobierno con las Farc en Cuba, Colombia tendrá que protegerse de cuanta trampa expansionista le tienda el eje La Habana - Caracas - Farc, y la OTAN es la mejor herramienta para inspirar respeto, firmeza y contundencia en un vecindario hostil y pendenciero.

Vecindario hostil del que no sólo hacen parte Ecuador con sus demandas, o Nicaragua con los fallos de La Haya para controlar las aguas del Caribe, sino la propia Venezuela, obligada a sostener una revolución que en cualquier momento puede desmoronarse en medio del caos y la represión sangrienta.

En resumen, el ministro de Defensa se apresura a calmar los ánimos de Alí Rodríguez, Evo Morales y Rafael Correa, pero lo que no puede negar es que -quiéralo o no-, Colombia está ingresando a la OTAN y, progresivamente, podrá emprender maniobras compartidas, ejercicios combinados y misiones coordinadas para refrenar el voraz apetito de Maduro, Ortega, Timochenko y asociados.