VICENTE TORRIJOS R. | El Nuevo Siglo
Martes, 10 de Septiembre de 2013

Cuarentena

 

Apabullado  por las encuestas más deprimentes de la historia nacional, y negándose a renunciar a su apetito reeleccionista para negociar con las manos libres en la isla de los Castro, el Jefe de Estado hará lo que sea durante los próximos meses para recuperar la favorabilidad perdida.

Puesto que ha dejado todo su capital político en manos de las Farc, lo más probable es que no rompa las negociaciones sino que, por el contrario, las acelere al máximo, cediendo cada vez más ante las pretensiones de la subversión y poniendo en grave riesgo la integridad democrática. Atrapado por la idea (absolutamente equivocada) de que a estas alturas solo un acuerdo con las Farc podrá sacarlo del marasmo, él se verá arrastrado por la bola de nieve de las concesiones y, tal como hasta ahora, pondrá la vista gorda ante los nuevos crímenes de la guerrilla con tal de lograr la firma, la foto y el abrazo de Márquez, Catatumbo y Timochenko.

Así que, firmado el tal acuerdo en noviembre (o en febrero), Santos madrugará a declarar el exigido cese el fuego y paralizará por completo a nuestras tropas mientras las Farc conservarán las armas, verán suspendidas sus penas, y felices de la vida se lanzarán por los campos y ciudades a sembrar entre la población el "terror legalizado".

Semejante proselitismo armado será, sin duda, la exigencia fundamental de un grupo subversivo que no de otro modo aceptará someterse a un referendo en el que, tal como puede apreciarse desde ahora en las encuestas, recibirá el rechazo ciudadano, a menos que sea el propio Gobierno el que tolere (en silencio) el asedio, la persecución, la intimidación y el plan pistola.

Tregua-trampa en todo caso inadmisible para cualquier mentalidad democrática y que exige desde ahora que tras la inevitable firma del acuerdo, las Farc sean sometidas -sin respiro ni cuartel- a cuarentena todo un año para que la comunidad internacional verifique palmo a palmo y 100 por 100 que han entregado hasta la última arma y han cesado por completo las hostilidades, antes de someterse a un referendo.