VICENTE TORRIJOS R. | El Nuevo Siglo
Martes, 19 de Noviembre de 2013

¿Queda claro? (I)

 

Las  columnas en los diarios suelen ofrecer respuestas. Pero en muchas ocasiones es preferible formular preguntas (sin caer en las tentaciones que Sócrates enseñó en su momento). Por una sencilla razón. Porque hay gobiernos que, víctimas de espejismos y obsesiones, se sienten tan asediados por "buitres", "enemigos" y "sables" que no logran entender la realidad y se sorprenden sobremanera al descubrir que sus interlocutores, aquellos con los que quiere refundar el Estado, están perpetrando magnicidios con el único fin de someter aún más a su contraparte hipnotizada. Y como seguramente la negociación proseguirá como si nada porque nada puede afectar lo que se está negociando por encima y por debajo de la mesa en Cuba, bien vale la pena plantear interrogantes de aquellos que, al intentar responder, le sirvan a un gobierno para medir el alcance de sus desatinos y alucinaciones.

1- ¿Le queda claro al Gobierno que el Estatuto de Roma es el referente para definir cualquier acuerdo con las Farc y el Eln?

2- ¿Le queda claro que el bien sublime de “la paz” no puede ser un escudo para soslayar el Estatuto y que ninguna justicia transicional, restaurativa o dialógica puede ser usada como pretexto de subrogados penales orientados a amparar la impunidad?

3- ¿Le queda claro al Gobierno que sus interlocutores han cometido, sistemáticamente, asesinatos, desplazamientos forzosos, torturas, persecuciones y desapariciones; que tales aberraciones son conocidas como delitos de lesa humanidad; y que semejantes conductas deben ser castigadas con privación de libertad, de manera ejemplar y efectiva?

4- ¿Le queda claro que, “máximos” o “mínimos”, todos los miembros de las Farc y el Eln deben aceptar su responsabilidad, deben disolverse como bandas armadas, renunciar a la violencia como método político, y entregar (no solo “dejar”) las armas, cumpliendo, bajo verificación escrupulosa, con los principios de Joinet?

5- ¿Le queda claro al Gobierno que la justicia colombiana ha emitido centenares de condenas contra los cabecillas de las Farc y el Eln y que, llámeles como les llame, todos esos delitos son, como se dijo antes, crímenes de lesa humanidad?

6- ¿Le queda claro que, por haber cometido tales crímenes, los integrantes de esas bandas no pueden ser premiados con tregua alguna, cargos públicos, estatutos de la oposición, circunscripciones transitorias en el Congreso o permisos velados para perfeccionar sus técnicas de proselitismo armado?

Continuará.