VICENTE TORRIJOS R. | El Nuevo Siglo
Martes, 4 de Febrero de 2014

Releer a Gates (4)

 

“Esfuerzos estratégicos deben llevar a seguridad del ciudadano”

 

 

13- Dicho de otro modo, cuando una administración convierte una guerra en un fenómeno a su servicio para obtener los mejores réditos posibles (verbigracia, su reelección), todo el aparato burocrático y congresional (incluida la política exterior y el servicio diplomático y consular) se convierte en una maquinaria obsecuente y autorreferencial, interesada exclusivamente en buscar beneficios políticos para el presidente.

14- Guiado por obsesiones y espejismos, un gobernante puede pasar (en una especie de trastorno bipolar) de ser el mejor exponente de la lucha a ser el más tolerante y sumiso representante de los intereses profundos del adversario.

Dando su apoyo a las tropas, pero alejándose de los verdaderos propósitos de la misión, un dirigente así compromete de lleno los valores de la democracia y quebranta la organización social por cuanto la guerra pasa a ser intrascendente y el delincuente potencial concluye que cometer crímenes resulta, a la larga, sumamente rentable.

15- De tal manera, estas administraciones terminan convirtiéndose en entidades centralizadas y centralizadoras cuyo apoyo depende, básicamente, de las prebendas burocráticas y el mantenimiento coyuntural de los favores políticos a los líderes regionales que siempre estarán más preocupados por su caudal electoral y sus fortines administrativos que por el destino del sistema democrático o el modo en que los terroristas tejen, pacientemente, sus redes de poder.

16- Por tal razón, Gates valora significativamente la persistencia estratégica y sostiene que, " ... si algo aprendí de Irak es que el progreso dependía de dar seguridad a la mayoría de la población. Por eso, no acepté la estrategia favorita del vicepresidente Biden de reducir nuestra presencia en Afganistán y limitarla a ataques contra objetivos (o focos) terroristas pues los ataques ‘Whack-A-Mole’ contra los líderes talibanes no eran una verdadera estrategia a largo plazo".

17- Para decirlo de otra forma, el verdadero sentido de la guerra no es terminarla en una mesa de negociación, sino lograr el objetivo propuesto medido en función de cuán seguro se siente el ciudadano en ese eventual escenario de terminación, pues, de lo contrario, siempre será necesario continuar con el esfuerzo socio-militar tendiente a doblegar al terrorista.

18- Eso significa que los golpes selectivos contra cabecillas del bando adversario pueden ser muy significativos pero, por sí mismos, no explican ni el punto culminante de victoria, ni la evolución positiva de la confrontación y, menos aún, la apropiación de la seguridad por parte del ciudadano, verdadera razón de ser de los grandes esfuerzos estratégicos.