Víctor G. Ricardo | El Nuevo Siglo
Miércoles, 24 de Junio de 2015

LA NEGOCIACIÓN

Menos optimistas

Durante   estos últimos días tuve la oportunidad de hacer un recorrido  por diferentes países.  Encontré a diferencia de los viajes anteriores, y como consecuencia de las últimas noticias procedentes de Colombia que reflejan la muerte de un significativo número de colombianos, producto de los enfrentamientos entre nuestras Fuerzas Militares y de Policía y grupos guerrilleros en distintas partes del país, que se empieza  a notar cierto pesimismo en la opinión internacional que ya veía que la terminación del conflicto armado estaba cada día más cerca, basados en las informaciones y conferencias que el Presidente de Colombia y su Ministra de Relaciones Exteriores han venido haciendo en sus diferentes encuentros internacionales, además del análisis que cada país hace de lo acontecido en la mesa de La Habana. Nada más peligroso que creer o querer transmitir que ya se está a punto de concluir la difícil tarea que tiene la mesa  de negociación y que estamos ad portas de un acuerdo para la terminación del conflicto armado en Colombia. Eso lo que produce, en la acción de la guerrilla, es un incremento de la actividad militar del conflicto para que la gente entienda que todavía se está lejos del final de la negociación, lo que a su vez lleva a un pesimismo de la opinión pública nacional e internacional. Pero paradójicamente la verdad es que hay más optimismo en el exterior que en la opinión nacional.

Los negociadores de La Habana deben tener conciencia de la importancia que hay en que las negociaciones avancen, porque de lo contrario cada día encontraremos menos ambiente y respaldo a los diálogos de paz. El país y la comunidad internacional cada vez que hay un enfrentamiento armado ven más lejos la posibilidad de paz negociada. Y sobre eso no puede haber dudas.  

Y unas reflexiones finales. Ahora es frecuente encontrar comentarios en los cuales se preguntan qué se requiere que la guerrilla haga  para que se dé por terminado el proceso. Definitivamente para que haya proceso de paz lo que debe haber es voluntad de paz en la mesa de negociación. El Gobierno decidió hacer el proceso de paz en medio del conflicto armado y mientras eso sea así, las consecuencias son las que estamos viviendo. Por eso hay que avanzar en la mesa. Por lo demás los gobiernos terminan un proceso es cuando la popularidad por causa del proceso es débil y atenta contra su propia imagen ante la historia. ¡Ahí es donde está el peligro!