Alguien entendido escribió en redes que en los comicios de este semestre hay que votar masiva e inteligentemente si queremos votar dentro de cuatro años. Frase dramáticamente afortunada, que lo resume todo. En caso de ganar la opción de extrema izquierda, el riesgo de que la democracia se desbarranque es inminente y hasta su candidato “inminente” ya soltó la gata: para sacar adelante sus proyectos requiere “por lo menos tres gobiernos”; recordemos que el hombre no tiene ideas, sino “proyectos de ideas” -que demoran más- y así fue que empezaron Maduro y Cilia Flores, ya llevan nueve años en el Palacio de Miraflores -mirando como maduran las flores- y esperan más, mientras les dure la dicha y “el gustico” de reinar sin oposición, dentro de la férrea dictadura que algún día habrá de romperse por alguno de sus flancos, porque la sabiduría popular dice que “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”.
A la famosa frase de “quien no hace política, se la hacen”, debemos anexar el argumento de que la forma más fácil -y gratuita- de hacer política es votando, porque ser abstencionista en esta época sería, parodiando a Fouché, “más que un crimen, un error”, pues lo que está en juego es el futuro de la Patria y debemos ponernos serios sobre la materia. Debimos haber implementado, hace rato, el voto obligatorio, porque un abstencionismo que tradicionalmente fluctúa entre el 50% y el 60% convierte en precaria cualquier democracia. La RAE define el abstencionismo como “la no participación en el acto de votar de quienes tienen derecho a ello, es decir, como una actitud o práctica que consiste en no ejercer el derecho a participar en determinadas decisiones, particularmente en política” y ese fenómeno debe ser revertido, porque, ahora sí, tenemos que pensar en las futuras elecciones si queremos salvar las futuras generaciones.
Por fortuna los demócratas integrales -aunque apáticos- somos más, igual que quienes creemos en un mejor futuro con fundamento en la economía de mercado, porque el comunismo ha demostrado ser un desastre y hace rato perdió el año en las materias de la economía, la libertad y la protección de los derechos humanos. Si no, que lo digan Margaret Thatcher, la “Dama de Hierro”, legendaria primera ministra de Gran Bretaña, quien lo expresó con claridad meridiana: ''El socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero…de los demás''; Ronald Reagan: ''El socialismo funciona solamente en dos lugares: en el paraíso, donde no hace falta y en el infierno, donde ya lo tienen”, y el más célebre hacedor de frases, sir Winston Churchill: “El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la prédica a la envidia; su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria”. Con ellos me identifico.
Post- it. La celebración del día internacional de la mujer en el Distrito Criminal fue, más que eso, una advertencia de que cualquier acto de protesta femenina siempre será infiltrado por la “primera línea con falda”, vandalizando las estaciones del Transmilenio, bloqueando las vías, atacando a periodistas e infraestructura de RCN (un medio serio, no complaciente con la izquierda populista), advertencia que no puede quedarse como simple pasajera…