Que el presidente de una nación tenga el descaro de dejar de cumplir sus obligaciones durante una semana entera, porque se cayó y se raspó superficialmente una rodilla, es el colmo del descaro, la mentira, la ineficiencia y la corrupción.
Y este es solo un grano de arena de la abrumadora cantidad de engaños, arbitrariedades y descomposición que hemos aguantado de Gustavo Petro y su equipo, desde hace 15 meses de catastrófico y total desgobierno del Pacto Histórico.
Muchos de los que votaron por Petro, hoy sienten vergüenza y dolor. Se sienten traicionados y hastiados por los escándalos diarios de este presidente, su familia, su gobierno. Por eso, hoy invito a los colombianos a votar contra las mentiras, la ineficiencia y, sobre todo, contra la corrupción, la peor de todas las lacras que consumen a este país.
Votemos por gente pulcra, eficiente, bien preparada, que no mienta ni robe, que no se haga elegir para enriquecerse, sino para servir al país, que no se deje comprar con mermelada, ni contratos, ni puestos.
Es muy triste saber que la única persona que no mintió durante la campaña presidencial fue Francia Márquez, porque prometió “pasar sabroso”, y eso es todo lo que ha hecho, a costa del heraldo público, desde el día de su elección.
¿Cómo puede Petro mirar a la cara a un campesino, obrero, maestro, tendero, camionero, minero o indígena y decirle, sin sonrojarse, que él no fue a trabajar por siete días a su cómoda oficina en el palacio de gobierno, después de desayunar sabroso y vestirse con su ropa de marca, porque se raspó una rodilla? ¡No le da vergüenza!
¿Acaso Petro no sabe que cualquiera de esos hombres y mujeres comienza su jornada diaria antes de que salga el sol, con hambre, mal vestidos y con toda clase de achaques verdaderos, sin falta, porque no hay excusa para no cumplir con su deber? Hombres y mujeres merecedores del respeto de su presidente, no de su burla infame.
Por eso debemos votar contra los mentirosos, que engañan al pueblo con falsas promesas, cubriéndose con pieles de ovejas, cuando en realidad son lobos sanguinarios con el corazón lleno de odios y rencores. Personajes que se hacen elegir para dividir, en vez de unir y reconciliar al país, para pasar “sabroso”, no para encontrar soluciones a los problemas de Colombia.
Vamos a elegir gente eficiente que no llegue a las alcaldías, gobernaciones y concejos, sin tener la experiencia necesaria y comprobada. A ediles, que no solo amen y se identifiquen con sus comunidades, sino que estén dispuestos a trabajar de sol a sol por sacarlas adelante. Gentes que no lleguen a improvisar, chambonear o malgastar el dinero de los impuestos recaudados con tanto esfuerzo.
Debemos estudiar a los candidatos y, sin titubear, descartar aquellos que no pasen el examen de la honestidad. Colombia está siendo saqueada por la corrupción de sus gobernantes.
No voy a recomendar a nadie; esa es una responsabilidad muy personal. Hay buenos candidatos en todos los partidos. Votemos por gente que no deje de ir a su trabajo porque se raspó una rodilla, que no reciba dinero del narcotráfico, que jamás haya matado, secuestrado, torturado o violado. Seamos responsables con el voto.