Arte y memoria en la fiesta con las Tejedoras de Mampuján | El Nuevo Siglo
Hasta este jueves se llevarán a cabo estos espacios en los que las mujeres podrán compartir sus historias a través de la técnica de coser tela sobre tela
Foto cortesía
Miércoles, 10 de Marzo de 2021
Redacción Cultura

Las Mujeres Tejedoras de Mampuján se unen a la fiesta femenina que se celebra este mes a través de Talleres de Arte y Memoria, un espacio dedicado a quienes han sido víctimas del conflicto armado.

Hasta este jueves se llevarán a cabo estos encuentros como parte de la exposición itinerante del VI Salón BAT de Arte Popular, que se realizará en homenaje esta vez a las Tejedoras de Mampuján y que se estará presentando en el Salón Flor Amarillo en la Gobernación del Meta hasta el 17 de este mes.

Esta iniciativa, que se ha realizado en el departamento de Bolívar con la Gobernación del Departamento y del Icultur, tendrá lugar ahora en Villavicencio, con el propósito de transmitir los saberes de este grupo, quienes han plasmado la memoria de su territorio en sus tapices.

Con la técnica de coser tela sobre tela y a partir de un trabajo colectivo, se les proporcionan herramientas para que las asistentes puedan compartir, plasmar sus historias y experiencias de vida en los tapices. Es una terapia de sanación que les permitirá reforzar procesos de perdón, reparación y construcción de paz.

En el año 2015 el Gobierno nacional le otorgó el Premio Nacional de Paz a las Mujeres de la Asociación para la Vida Digna y Solidaria y a su iniciativa de Mujeres Tejiendo Sueños y Sabores de Paz (Mujeres Tejedoras de Mampuján), liderado por Juana Alicia Ruiz Hernández. En el año 2018 la Procuraduría General de la Nación, les otorgó la Medalla Carlos Mauro Hoyos, la máxima distinción que le entrega esta entidad a una persona natural.

Hoy en día nueve tapices que narran la historia de los Montes de María están bajo la custodia del Museo Nacional de Colombia y su exhibición se alterna en la Sala Memoria y Nación.

En el prólogo del libro del VI Salón BAT de Arte Popular, el exprocurador general de la Nación, Fernando Carrillo Flórez hace énfasis en los orígenes de las Mujeres Tejedoras de Mampuján a partir de la historia del conflicto armado que tantas víctimas ha dejado en Colombia. A continuación un fragmento de sus líneas: 

La historia de las obras que hoy causan admiración en este salón comenzó el 10 de marzo del año 2000 en Mampuján, un corregimiento de los Montes de María.

Era un viernes. Los habitantes del pueblo, ubicado en un valle cálido, en medio de montañas, terminaban su jornada de trabajo. Entre las 245 familias reinaba la zozobra. Corrían rumores de que el grupo paramilitar Héroes de los Montes de María se iba a meter a ese caserío como lo había hecho semanas antes a El Salado. Allí masacraron, durante tres días, a más de 60 personas, mientras –alucinados–, los victimarios hacían sonar música de gaitas.

Los temores se hicieron realidad al finalizar el día. Unos cien hombres armados y uniformados entraron a Mampuján a eso de las cinco de la tarde. Habían recorrido más de 50 kilómetros, en tres camiones, sin que las autoridades notaran su presencia.

Los armados sacaron a los campesinos de sus casas y los reunieron en el centro del poblado, pero una orden dada por radioteléfono frenó la masacre.  A cambio, les dieron plazo hasta el día siguiente, a las diez de la mañana, para abandonar el pueblo. Mientras los aterrados habitantes corrían a preparar la huida, los paramilitares caminaron hasta la vereda Las Brisas. Allí amarraron a doce campesinos debajo de un palo de tamarindo y los asesinaron a bala y machete, delante de sus familias.

Desde entonces, Mampuján se convirtió en un pueblo fantasma. El monte y el olvido comenzaron a carcomerse las paredes. Mientras tanto, sus habitantes deambulaban por los pueblos vecinos con sus hijos de la mano, con la nostalgia de regresar algún día al lugar donde los vieron nacer, en medio de los cultivos de yuca, plátano y ñame.

El retorno de los habitantes de Mampuján y de otros pueblos de los Montes de María, donde estos grupos cometieron más de 50 masacres, solo se pudo dar después del 2005, cuando los paramilitares se desmovilizaron.

Al regresar, hallaron el pueblo en ruinas y los cultivos devorados por la maleza. Los habitantes no lograban conciliar el sueño ni reconstruir sus vidas. En el ambiente, antes pletórico de cantos, alegría y trabajo, ahora se percibía un profundo dolor y rabia. Era como si, junto con la maleza, una tristeza infinita se hubiera enraizado en las calles y casas abandonadas. 

En medio del desespero, los líderes de Mampuján les pidieron ayuda a organizaciones sociales y una de ellas les envió a Teresa Geiser. Se trataba de una religiosa estadounidense que había trabajado con víctimas del conflicto en El Salvador. Ella les enseñó el arte del quilting, una técnica para elaborar tejidos con retazos de tela.

Así comenzaron a plasmar su historia en estos tejidos. Es un lenguaje directo y crudo. Con trozos de tela reconstruyeron el horror: hombres de trajes camuflados, con el rostro cubierto, armados con fusiles y machetes, y campesinos ahogados en su propia sangre.