En la sociedad actual, el mundo digital y las redes sociales aparecen como herramientas que regulan las relaciones interpersonales. La cantidad de likes, comentarios y reacciones a nuestras publicaciones refuerzan el autoconcepto, autoimagen y autoeficacia, por lo que muchas personas ven en las redes sociales la posibilidad de construir una identidad que exprese una idealización de sí mismos.
De acuerdo con José Areth Estévez Ceballos, docente del programa de Psicología en modalidad virtual de Areandina, una de las primeras cuestiones a considerar es que “cuando alguien llama la atención por redes sociales, aquello que nos atrae es la digitalización del yo ideal de esta persona, como sus atributos físicos, logros profesionales y materiales, viajes, vestuario y muchas otras cosas que nos hacen creer que podemos ser partícipes de esta vida”.
Sin embargo, para el docente Estévez es importante preguntarse ¿quién es la persona detrás de la foto? o ¿qué intención esconde la fotografía? “Cuando conocemos a alguien por redes sociales no tenemos más información por fuera de su expresión audiovisual y nos encontramos ante una situación que suscita incertidumbre, curiosidad y en muchos casos la realización de un deseo reprimido”.
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Señales de atención
Pese al imaginario relacionado con la perfilación psicológica, la mayoría de las veces no es posible conocer con exactitud el funcionamiento psíquico de una persona a la que se encuentra por medio de redes sociales. No obstante, el profesor Estévez recuerda que existen algunas señales que pueden alertar frente a situaciones potencialmente peligrosas:
Interés desmedido: si se observa un interés en conocer aspectos puntuales de la vida privada como la dirección de residencia o del trabajo, horarios laborales, información de familiares, cuentas bancarias, información financiera o lugares que más se frecuentan.
Intercambio de fotos o de videos íntimos (sexting): si bien es una práctica difundida entre las personas que usan las redes sociales para encuentros amorosos y sexuales, debe evitarse, máxime si quien está del otro lado de la pantalla es una persona desconocida.
Videollamadas: cuando la otra persona se muestra insistente en conectarse por videollamada, puede estar asociado con la satisfacción del deseo de control o hacer uso de grabadores de pantalla con fines extorsivos u otros delitos.