Poner en el lente, y por consiguiente en la cartelera, historias que hablen sobre la protección del medio ambiente y la cultura de paz fue el punto de partida para que se creara el primer Festival Internacional de Cine ‘El Cine Suma Paz’, en el que por supuesto Colombia es el anfitrión desde el último gran páramo del mundo.
Así inicia la historia de este encuentro, pues el páramo de Sumapaz, sus municipios aledaños de Cundinamarca como Arbeláez o Venecia y Bogotá, serán los escenarios de esta primera edición, que contará con muestras internacionales, espacios académicos y una selección oficial compuesta por 80 películas de todo el mundo con las que se busca posicionar al séptimo arte como una herramienta que despierte la conciencia ambiental de los asistentes.
Esta selección resultó de una lista de 2500 cintas que participaron en la convocatoria, provenientes de 115 países. Se recibieron propuestas de “cineastas muy interesados en hablar sobre por qué es importante en este momento de nuestra historia, en el marco de una crisis mundial climática, aportar en una conversación de fondo de conservación, de protección y una cultura de paz y medio ambiente día a día más loable para los seres humanos”, le dijo en entrevista a EL NUEVO SIGLO Cristhian Ossa, director de la Fundación Cine Social, institución que le dio vida al festival.
La programación de esta primera cita se realizará hasta el 25 de este mes, a través de actividades presenciales y virtuales, donde se buscará posicionar el cine como clave para promover este propósito de conservación de especies tanto de fauna como flora. Una batalla que libran un abanico de líderes en Colombia y en el mundo.
“Creemos que esta es una gran oportunidad para visibilizar las historias de la comunidad y la relación entre la protección de nuestro entorno y la cultura de paz. En estos tiempos donde los colombianos atravesamos una división tan profunda, necesitamos generar puentes de comunicación y diálogo entre nosotros, además nutrirnos de experiencias relacionadas a las temáticas del festival en donde el mundo ya ha explorado caminos y soluciones históricas, las cuales a veces no conocemos e imposibilitan implementarlas en nuestra cotidianidad”, explicó Ossa.
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‘Pico de Plata’: épica victoria campesina
Como parte del festival se crearon contenidos cinematográficos, uno de ellos es Pico de Plata, que relata la historia de un grupo de campesinos que libraron una batalla histórica para proteger al cerro Pico de Plata de la explotación minera en Fusagasugá.
“Pico de plata, una historia relacionada a la vida de Mary Espinosa, una mujer rural que ha venido articulando los procesos comunitarios de su región, en defensa del Cerro Pico de Plata”, cuenta Cristhian.
Este cortometraje-documental nació como resultado del trabajo que realiza la Fundación Cine Social, que busca desdibujar la imagen errónea de Colombia que muchos tienen contando historias que muestren su diversidad y cultura.
La formación que ofrece la institución en cinematografía, con encuentros en estas comunidades (como la de Fusagasugá) dio paso para la creación de Pico de plata, además de la historia que los atrapó acerca de un grupo de campesinos que le ganó la batalla a una multinacional que iba a someter el cerro a explotación minera.
“El país y el mundo tenía que conocer esta historia de cómo un grupo de mujeres y hombres campesinos en un lugar particular de Colombia logró lo que es casi imposible: ganarle una licencia ambiental a una multinacional, que normalmente ni siquiera se lo ganan abogados especializados, pero que lo ganó un grupo de 20 personas solamente con la voluntad de hacerle entender al mundo que su territorio vale. Ellos están haciendo que su cerro permanezca en el tiempo, un cerro que tiene procesos milenarios, donde hay elementos indígenas que se han encontrado en el territorio”, asegura el director.
Aunque Mary Espinosa es la que narra la historia, el cortometraje se construyó de la mano de grandes profesionales, entre ellos se destaca Edison Parra, un ingeniero que descubrió una especie de orquídea única en el mundo, bautizada como la ‘Orquídea Fusagasuguense’, como lo cuenta Ossa, la cual se convirtió en el símbolo de esta batalla de los campesinos por proteger el cerro Pico de Plata.
Ausencia de un "cine útil"
Aunque un importante número de cintas colombianas participarán en este encuentro internacional, como: Colombia in my arms, en coproducción con Finlandia, Espelta BK, Franca, En tus zapatos, Índigo natural, Kade, La voz de la montaña, Retratos del campo, mujeres de tierra y agua, Se vino Chingaza, Sonidos desde tu ventana, La sombra de la niebla, Tierra al viento y Victoria, según el director del festival aún falta camino para tener una buena representatividad en este tipo de cine ambiental.
“Para nosotros fue muy grato encontrar en esta primera edición del festival bastante material aportado por Colombia, pero evidentemente en un festival de estos llega mucho más contenido proveniente de Estados Unidos, Europa, Asia y de muchos lugares que tienen otras lógicas comerciales y de posicionamiento de la industria cinematográfica”.
El cineasta señala que es importante entender qué tipo de cine se está mostrando fuera del país, como imagen de Colombia. “El cine debe no solamente tener apologías al narcotráfico, al delito, al crimen o a la malicia colombiana, sino que debe retratar lo que realmente somos y contárselo al mundo, es decir, mostrar nuestra biodiversidad, las fuentes de agua o como que en Colombia existe el último gran páramo del mundo”.
Un "cine útil" es como define Ossa la propuesta que debería tener Colombia en su cinematografía. “El cine debe proveer experiencias y oportunidades para el país, sus realizadores y gestores culturales. Lo vemos como una oportunidad. Pero nos falta muchísimo por desarrollar, hasta ahora estamos mirando cómo hacer industria”.