Conozca la nueva mirada a la vida de Pedro de Heredia | El Nuevo Siglo
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Miércoles, 28 de Febrero de 2018
Claudia Beltrán

MÁS que una novela histórica sobre Pedro de Heredia, fundador de Cartagena, lo que registra Arturo Aparicio en su libro sobre este insigne personaje es una historia llena de intrigas, batallas y tanto oro que se podía pensar que lo que el conquistador vivió fue un sueño.

Seis años de investigación, tanto con fuentes académicas como históricas, dedicó Aparicio para que su narración en “Pedro de Heredia, la maldición del oro y la espada” fuera lo más fidedigna posible y a la vez fácil de digerir para los lectores.

Al abrir las páginas no solo se registran las conquistas, los requerimientos y los juicios, clasificados por capítulos a manera de documentación, como se pueden encontrar en otras obras, sino una historia rica que devela la parte humana de un hombre catalogado como atrevido, valiente y hasta donjuán.  Así la narración se torna amena, logrando transportar al lector a la región Caribe y al siglo XVI.

Aparicio en su obra habla de navegación, de astronomía, de trayectos a caballo y a píe, de costumbres nativas, entre muchas otras, comentado que “La historia es como navegar en un mar lleno de bancos, porque se lo traga muy fácilmente y el que se tropieza una vez puede chocar de nuevo. Los barcos que se encallan permanecen inmovilizados y el naufragio en el error histórico es dar por sentado que la información transmitida por una persona es real sin verificarlo con diferentes expedientes.”

La búsqueda de datos

El escritor recuerda que en toda la investigación se debe prestar máxima al personaje sobre el cual se va a escribir así como a la verificación de la documentación que existe sobre éstos, máxime si se busca hacer una novela histórica. Así recuerda que los grandes cronistas de la época en que vivió Heredia fueron religiosos, lo que llevó a que algunas cosas en dichos escritos fueran modificadas. Cita como ejemplo que hablan de indias vestidas, para dar así ese carácter de purismo de la época. Y, agrega, los que fueron realizados por otras personas difieren mucho en varios aspectos.

Asegura que otro aspecto clave es confrontar las fechas, porque pueden que se hubieran modificado para hacerlas coincidir con la fiesta de un santo. Así descubrió diferencias de uno a dos años en ciertos hechos.

Según Aparicio un ejemplo de estos sucesos es la historia de la India Catalina ya que Juan de Castellanos, en sus 116 versos endecasílabos de la conquista, escribe que Diego Nicuesa recoge en una isla a unas indias, entre ellas la mencionada heroína, en 1509, en Galerazamba. Sin embargo era imposible que una embarcación pudiera atracar en dicho lugar. Por otra parte, en 1533 aparece Catalina en Cartagena, con una edad 24 años aunque aparentaba 17. Si fue realidad lo escrito por Nicuesa, la India Catalina en el hecho que describe tendría apenas un año de edad.

Así mismo se cree que Pedro de Heredia recogió a la India Catalina en la isla de Santo Domingo. Sin  embargo  existen registros que manifiestan que por contratos otorgados por la Corona de Castilla, recogió unos indios lengua -traductores del dialecto origen al español- en Santa Marta y entre ellos estaba Catalina, lo que también fue corroborado por Gonzalo Fernández de Oviedo, uno de los cronistas más importantes de la época.

La historia de Pedro de Heredia

Pedro de Heredia era el segundo hijo de una familia noble madrileña. Aparicio lo describe como un hombre ”alto, de buen porte, cabello ensortijado, espalda ancha cruzada por dos formidables cicatrices, brazos fuertes con huellas de viejos combates, músculos, como casi todo el cuerpo, encendido por la luz de ese atardecer”.

Y partiendo de esa descripción física, el escritor comienza a revelar, con máximo detalle, la historia y la transformación de este hombre, que se embarcó en una impensable aventura para huir de una condena judicial.

Así, el autor rememora que Heredia después de tomar venganza tras ser atacado por seis hombres que le cortaron la nariz, acude a la viuda Constanza Franca para pedirle dinero y escapar de su país. De esta forma se embarca en un navío portugués con su hermano Alonso con un rumbo en ese momento desconocido y al que se llamaba “el nuevo mundo”.

Heredia adoraba a su hermano, quien estaba obsesionado por el oro y por ello generó conflictos innecesarios. Tan solo uno de ellos fue el que Pedro de Heredia enfrentó cuando en una isla del Caribe encuentra a unos baquianos, entre ellos a Francisco César, a quien nombra Teniente Gobernador. Al cabo de unos días, cuando su hermano Alfonso llega al lugar, en un  ataque de celos, lo hace destituir causando una revuelta entre los hombres, la cual es finalmente conjurada por César.

Aparicio considera que a Pedro de Heredia no se le ha dado el reconocimiento que merece, ya que no sólo fue el fundador de Cartagena, en 1533, sino que realizó otros descubrimientos dignos de admirar. Para mencionar solo dos de ellos: fue él quien inventó una armadura con algodón para evitar que el veneno de las flechas llegaran a la piel y el que encontró nuevas rutas a través de las lagunas para llegar al río Magdalena. Ello fue lo que permitió conquistar el interior del país.

“La gran diferencia entre escribir un texto científico y una novela es quitarle las referencias”, anota Aparicio al referirse a su novela histórica sobre Pedro de Heredia, la cual lo ha motivado para gestar un nuevo proyecto del que no ha definido el género, pero que de seguro como sus otros escritos dará mucho de qué hablar.