HOY, LOS cultivos andinos retoman su protagonismo a través del conocimiento milenario y ancestral de los beneficios terapéuticos de los alimentos y sus mezclas, aportando a la demanda de fitocompuestos, fitonutrientes y compuestos fisiológicamente activos, conceptos asociados a la tendencia alimentaria mundial de Alimentos Funcionales.
La dieta ancestral es un estilo de vida que trata de ayudar a la perfecta expresión genética de nuestro cuerpo imitando los hábitos alimenticios del hombre paleolítico, que como bien conocemos eran fuertes y nunca se enfermaban a pesar de las condiciones extremas en las que habitaban.
Según la Investigadora y empresaria Irene Melo “el concepto de alimentos como productos consumidos por la población por su sabor, aroma, capacidad de saciar y por su valor nutritivo está cambiando, la industria está desarrollando productos con un contenido reducido de determinados componentes como la grasa, colesterol, gluten y el sodio; o bien utiliza la adición de componentes benéficos para la salud como la fibra dietaría, los carotenos, el licopeno, los omega 3 y omega 6, 9 vegetales, los prebióticos, el pro biótico, los antioxidantes, los poli fenoles, los glucanos, como ganoderma”.
Podemos clasificar a los alimentos de distintas maneras, dependiendo su concepto:
· Alimento tradicional: se refiere a aquellos alimentos naturales, preparados o procesados que brindan al organismo diferentes nutrimentos;
· Alimentos para Regímenes Especiales: son aquellos preparados que están especialmente procesados o formulados para satisfacer las necesidades físicas o fisiológicas particulares, o enfermedades y trastornos específicos que se presentan como tales;
· Alimentos incluyentes ancestrales o funcionales: son aquellos de origen natural o procesado con potencialidades para la prevención, mantenimiento de la salud y la calidad de vida. Entre estos últimos se encuentran frutas vegetales cereales y tubérculos.
El concepto de alimentos incluyentes llega por primera vez a Colombia en la década de los 80, gracias al compromiso social de Irene Melo por mejorar la salud y cambiar los hábitos de alimentación. ”En la actualidad las temáticas alimentarias han desbordado el enfoque elemental de saciar el hambre y proveer energía, objetivos no siempre alcanzados, surgen otros roles de la alimentación, como el impacto en el mantenimiento de la salud, en la reducción de riesgos de enfermedades y en la relación nutrición-genética” Comenta Irene
La gestora y empresaria en su labor de invitar a las personas para que conozcan su historia familiar y hagan un paréntesis en su vida; ha centrado su investigación en desarrollar alimentos para regímenes especiales dirigidos a satisfacer las necesidades nutricionales de determinados individuos y la promoción del uso de alimentos cuyo valor radica, no solo en su contenido nutricional, sino también en el impacto sobre el mejoramiento de la salud y en la prevención de enfermedades crónicas no trasmisibles, como las cardiovasculares, el cáncer, la osteoporosis la obesidad y la diabetes entre otros.
“El desarrollo y la formulación de alimentos incluyentes ancestrales o funcionales se orienta al fortalecimiento de la salud humana, con una variedad de propuestas de sabores y presentaciones diferentes para continuar buscando el antídoto para nos permita respetar y amar la salud solo es cuestión de saber brindar un buen gusto al paladar esa es mi mayor propuesta y no convertir la salud en una moda” concluye Melo.
Así mismo, llevar una dieta a base de alimentos ancestrales también puede beneficiar en:
· Pérdida de peso sin esfuerzo, sin pasar hambre y sin sentirse sacrificado.
· Una mejora notable de la digestión.
· No más gases y estómagos inflamados.
· Aumento de músculo (y aumento de peso para aquellos que tienen bajo peso).
· Aumento y mejoramiento del libido o deseo sexual.
· Menos acné y mejoramiento de la piel de la cara.
· Menos caries dental.
· Regulación Hormonal.
· Más testosterona en los hombres y más estrógeno para las mujeres.
· Mejora la fertilidad.
· Eleva tu resistencia física.