Esculpiendo riqueza: El arte de invertir en escultura | El Nuevo Siglo
Escultura de Fernando Botero en la feria de arte Zonamaco, en Ciudad de México.

FOTO: AFP
Miércoles, 21 de Febrero de 2024
Redacción Cultura

En la encrucijada entre la creatividad y la inversión, tema que durante siglos ha estado en boca de artistas y banqueros como decía Oscar Wilde: “When bankers get together for dinner, they discuss Art. When artists get together for dinner, they discuss Money”.

“Cuando los banqueros se reúnen para cenar, discuten el arte. Cuando los artistas se reúnen para cenar, hablan de dinero”.

De este modo, el mercado del arte contemporáneo se ha erigido como un terreno fértil para los inversionistas que buscan tanto rendimiento financiero como apreciación estética.

De acuerdo con Andrés Linares-Guerrero, experto en el mercado del arte, en la última década “hemos sido testigos de un cambio dinámico en la percepción del arte, pasando de ser una mera expresión cultural a convertirse en una clase de activo codiciado por coleccionistas y entusiastas financieros por igual”.

En la actualidad el mercado del arte, ha estado delineando su crecimiento exponencial, la transformación de la escultura contemporánea en un actor protagonista y su relevancia como vehículo de inversión, con un enfoque particular en artistas como Fernando Botero y las estrategias que han convertido las obras de estos creadores en activos valiosos y sostenibles.

Botero

Andrés Linares-Guerrero menciona que Fernando Botero, reconocido internacionalmente por sus esculturas voluminosas y sus formas, ha sido un impulsor significativo de la valorización de la escultura contemporánea. Su habilidad para capturar la esencia humana y las figuras ha atraído a coleccionistas de todo el mundo.

“El mercado ha respondido con entusiasmo a sus creaciones únicas y distintivas. El valor de las esculturas contemporáneas se evidencia en el crecimiento constante de los precios en subastas y galerías de arte. Botero, en particular, ha experimentado un aumento significativo en la demanda y, por ende, en el valor de sus obras escultóricas. Este fenómeno se atribuye a varios factores, entre ellos, la singularidad de su estilo, su reconocimiento internacional y la búsqueda constante de coleccionistas de obras que trasciendan lo convencional”, menciona.

Los índices de crecimiento de las esculturas contemporáneas, especialmente aquellas creadas por artistas consolidados, reflejan la confianza del mercado en la durabilidad y el atractivo a largo plazo de estas piezas. La escultura ha pasado de ser una forma de arte complementaria a asumir un papel protagónico en las colecciones de arte contemporáneo.

Linares destaca que la inversión en esculturas contemporáneas se ha vuelto más atractiva, ya que la demanda sigue superando la oferta. Los coleccionistas buscan piezas que no solo sean visualmente impactantes, sino que también cuenten con un respaldo artístico sólido y una narrativa cultural relevante. Este enfoque ha elevado la escultura contemporánea al estatus de inversión valiosa y apreciable.

“Hoy en día un claro ejemplo son las esculturas contemporáneas en bronce de Maquiamelo, artista de gran trayectoria con exposiciones institucionales, Museos y representación por una galería internacional. Su obra, planteada para hacer parte de los escenarios públicos, se vuelve accesible a diversos públicos por medio de exposiciones en museos como es el caso en los próximos meses en el Museo de Arte Moderno de Cartagena, MAMC, con una agenda académica interesante. El factor distintivo en las esculturas de Maquiamelo radica en su innovación en las formas y la exploración en las patinas, también logra generar valor a través de su exclusividad, el artista tiene una limitada producción, solo hace ediciones de 3 de sus bronces, lo que limita su número de coleccionistas e instituciones transfiriendo valor a la obra por su escasez”, apunta el experto.

Retomando a Botero, luego de su triste partida, generó otro crecimiento que es típico una vez el artista autor fallece. Un ejemplo revelador de este patrón es el caso de Alberto Giacometti. Tras su fallecimiento en 1966, el valor de sus esculturas experimentó un aumento notable. « En 2015, su escultura "L'Homme au doigt" se vendió en una subasta por más de 141 millones de dólares, un récord histórico que destaca cómo la muerte del artista puede catalizar un incremento substancial en el valor de sus creaciones. Este fenómeno se atribuye a la combinación de la finitud de la producción del artista, la consolidación de su legado y la creciente demanda de obras asociadas a una figura ya inmortalizada en la historia del arte”, añade Linares, quien desarrolló una investigación sobre el mercado del arte y lo delicado que debe ser este equilibrio entre arte y mercado para Maestría en Mercados del Arte de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Zurich.