El "Guernica" es quizás la pintura más conocida de Picasso, un grito contra la guerra y el fascismo cuyos gestación y simbolismo son más complejos de lo que parece.
El cuadro, expuesto en el Museo Reina Sofía, en Madrid, supone una "innovación radical a muchos niveles, incluso para Picasso", explica Hugh Eakin, autor del reciente libro "Picasso's war"(2022), en videoentrevista con la AFP.
Tras una amplia pesquisa en archivos en Francia y Estados Unidos, Eakin descubrió que el "Guernica" pasó prácticamente desapercibido cuando fue colgado en el pabellón español del gobierno republicano en la Exposición Universal de París en julio de 1937, en plena Guerra Civil.
Poco compromiso político
El bombardeo de Guernica por la aviación alemana había ocurrido el 26 de abril de ese año y había dejado centenares de muertos, según distintos conteos.
"Contrariamente a lo que se ha escrito acerca del artista (...), hay muy poca evidencia de su compromiso político durante los primeros nueve meses de la guerra", escribe Eakin.
Picasso se hallaba en esa época enzarzado en una de sus numerosas disputas amorosas.
Estaba casado con la actriz Olga Jojlova (de la que no llegaría a divorciarse nunca), pero tenía dos amantes: Marie Thérèse Walter y la fotógrafa Dora Maar. Picasso llevaba meses sin pintar, agobiado por la tensión familiar.
Le habían encargado que pintara una obra para el pabellón republicano español, pero no se decidía.
Un día recibió la visita del poeta español Juan Larrea, que le pidió que denunciara el bombardeo de Guernica. El pintor malagueño rechazó inicialmente esa petición.
La coleccionista estadounidense Marga Barr, esposa del que iba a ser el director del Museo de Arte Moderno neoyorquino, lo visitó en esa época y lo recuerda totalmente perdido, cuenta Eakin en el libro.
Tras ver las fotos de la masacre en la prensa francesa, Picasso empezó a dibujar decenas de bocetos. Dora Maar retrató la proeza: en poco más de un mes, Picasso logró terminar el enorme cuadro.
"Lo más sorprendente es que, en efecto, existía una 'historia' a la que el mural y sus figuras simbólicas remitían, pero no era una historia objetiva, sino subjetiva", escribió el ensayista y profesor de Estética español Félix de Azúa en 2010.
Silencio en la prensa
La prensa francesa de la época, que hablaba casi a diario de la guerra española y de la Exposición Universal, ignora el cuadro.
"L'Humanité", el órgano del Partido Comunista francés, lo menciona de manera "glacial", cuenta Eakin.
Es la época del realismo soviético, muy alejado del arte moderno. El público tampoco parece entender esa obra en tonos blancos y grises, con personajes torturados y animales desbocados.
El arquitecto Josep Lluis Sert, autor del pabellón, explicó que la gente "pasaba de largo". El francés Le Corbusier dijo que la obra "repelía". Peor aún, "el gobierno republicano español y los líderes vascos lo rechazaron", recuerda Eakin.
El autor de "Picasso's war" resalta en particular la confusión en torno a la importante revista Cahier des Arts, que sacó un número especial sobre el cuadro.
Durante décadas se ha creído que ese número salió en el verano de 1937, es decir, que la obra rápidamente había conmocionado a los grandes expertos del momento. Pero en realidad fue meses más tarde, según pudo comprobar en los archivos históricos de la revista en París.
El "Guernica" fue enviado a Estados Unidos para recaudar fondos para la República española, a punto de caer.
"En Los Ángeles, poco más de 700 personas lo vieron", dice Eakin. El cuadro aterrizó en Nueva York, hasta su devolución a España tras la dictadura.
"Eso es lo que hay: animales, animales exterminados. En lo que a mí respecta, eso es todo. Y el público ha de ver lo que quiera ver", explicó Picasso en una ocasión.
"En pocos años los comentaristas americanos hicieron del mural 'la obra maestra del siglo XX', un modo muy americano de vender la pieza más importante del museo más importante de la ciudad más importante del país más importante del mundo", explica Félix de Azúa.
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Sobriedad cromática
Concebido como un gigantesco cartel, el gran lienzo es el testimonio del horror que supuso la Guerra Civil española, así como la premonición de lo que iba a suceder en la Segunda Guerra Mundial. La sobriedad cromática, la intensidad de todos y cada uno de los motivos, y la articulación de esos mismos motivos, determinan el extremado carácter trágico de la escena, que se iba a convertir en el emblema de los desgarradores conflictos de la sociedad.
“Guernica” ha suscitado numerosas y polémicas interpretaciones, circunstancia a la que contribuye indudablemente la voluntaria eliminación del lienzo de cualquier tonalidad ajena a la grisalla. Al analizar su iconografía, uno de los estudiosos de la obra, Anthony Blunt, divide a los actores de esta composición piramidal en dos grupos, el primero de los cuales está integrado por tres animales: el toro, el caballo herido y el pájaro alado que se aprecia tenuemente al fondo, a la izquierda. Los seres humanos componen un segundo grupo, en el que figuran un soldado muerto y varias mujeres: la situada en la zona superior derecha, que se asoma por una ventana y sostiene hacia fuera una lámpara; la madre que, a la izquierda del lienzo, grita llevando al hijo muerto; la que entra precipitadamente por la derecha; y finalmente, la que clama al cielo, con los brazos alzados, ante una casa en llamas.
En este mismo contexto, tampoco hay que olvidar que dos años antes, en 1935, Picasso había grabado al aguafuerte la "Minotauromaquia", obra sintética que condensa en una sola imagen todos los símbolos del ciclo dedicado a este animal mitológico y que es, a la vez, el antecedente más directo de “Guernica”.
El gran maestro de las subastas
El pintor español es el más cotizado en las subastas del mundo entero, con ventas que sobrepasan los 4.700 millones de dólares en la última década, según datos de la firma de análisis francesa Artprice.
Cinco obras de Picasso han superado los 100 millones de dólares en subastas, 16 más de 50 millones y 39 más de 30 millones, según datos de la AFP. Ningún otro artista ostenta esas cifras.
El cuadro más caro hasta la fecha es "Las mujeres de Argel (Versión O)", de 1955. Fue vendido el 11 de mayo de 2015 en 179,4 millones de dólares por la casa de remates Christie's en Nueva York. El vendedor lo había adquirido por 31,9 millones de dólares en 1997.