Guainía, la joya ancestral del sur de Colombia | El Nuevo Siglo
EN LA región se puede explorar un entorno natural impresionante, aprender sobre ricas tradiciones culturales y contribuir a la conservación del medio ambiente. /Foto: Paola Reatiga /ENS
Miércoles, 2 de Octubre de 2024
Redacción Web

Por Paola Reatiga

Enviada especial de EL NUEVO SIGLO

El cianuro es un tóxico extremadamente perjudicial en el cuerpo humano, provocando la muerte incluso en pequeñas cantidades. Puede encontrarse en la naturaleza, producido por ciertos microorganismos como bacterias y algas, así como en algunas plantas comestibles como almendras y raíces de yuca.

La yuca brava es un tubérculo de gran importancia en la región del Guainía, pues representa la mayor parte de la alimentación de las comunidades indígenas. Se caracteriza por contener cianuro, el cual es extraído a través de un procesamiento que dura alrededor de seis a nueve días. EL NUEVO SIGLO llegó hasta el Resguardo El Venado para conocer las técnicas ancestrales que usa la comunidad que lleva el mismo nombre para convertir esa raíz venenosa en un alimento nutritivo.

Eliecer, integrante del resguardo indígena, coordinador de la casa de la cultura de la zona y chef, explicó que, en su lengua, la yuca brava es conocida como palometa.

“Hay varios tipos de yuca, está la blanca, la cual la usamos para hacer Casabe y la amarilla para hacer mañoco. Hay otra que es redonda y finalmente hay una que tiene la cáscara dura y esa no se puede raspar, sino que hay que picotear”, puntualizó.

La transformación de la yuca brava es un proceso cultural y económico fundamental para las comunidades indígenas de la región. Dicho conocimiento es transmitido entre generaciones a través del relato.

Sostenibilidad

Los agricultores indígenas utilizan técnicas tradicionales para sembrar y cuidar los cultivos, asegurando así una producción sostenible. Según explicó Eliecer, no se puede sembrar más de dos veces en la misma zona porque condena a la tierra a convertirse en un desierto.

Cuando las raíces de yuca brava alcanzan un tamaño óptimo, se lleva a cabo la cosecha. Este proceso es laborioso y requiere la colaboración familiar. Cada clan se encarga de un cultivo específico, del cual obtienen la producción necesaria para su alimentación. En la comunidad del Venado, la mayoría de las familias tiene un solo hijo, ya que cuantas más personas hay en el linaje, más recursos deben extraer de la naturaleza, lo que incrementa significativamente el esfuerzo requerido para su sustento.

Las raíces se extraen cuidadosamente del suelo para evitar daños. Se cortan con un machete y se introducen en un canasto de color café que es tejido por las mismas mujeres de la comunidad. Liliana Gaitán, mujer indígena de la región, es la encargada de pelar el tubérculo y sumergirlo en agua como parte del proceso que sigue a la cosecha.

El procedimiento de transformación de la yuca brava implica el uso de herramientas tradicionales, como el matafrío, que se emplea para extraer el cianuro a través de un cuidadoso proceso de torsión. Antes de esto, Liliana ralla los tubérculos utilizando un rallador artesanal. Con un ritmo característico, utiliza ambas manos para desmenuzar el alimento, mostrando su destreza.

Después de varios días de fermentación, el alimento desarrolla un olor característico, similar al del queso. Este aroma se transfiere a la preparación final: el casabe, una arepa de color blanco cocinada en un recipiente tipo sartén hecho de barro. Debido a que la comunidad utiliza leña para preparar sus comidas, esta absorbe ese sabor ahumado, creando una combinación única. “Para quien no lo conoce, el casabe tiene un sabor simple, si a la persona le gusta, lo va a consumir”, manifestó Liliana en su intento de describir el sabor de la preparación.

Cerros Mavicure

Así como la producción de la yuca brava es crucial para la subsistencia de las comunidades indígenas, el Cerro Mavicure es un símbolo natural que representa la conexión espiritual y ancestral con la tierra. Además, esta imponente elevación de tierra representa una oportunidad significativa para el desarrollo económico a través del turismo sostenible, promoviendo así un equilibrio entre la conservación del entorno y el bienestar de las comunidades locales.

Aroma Verde es uno de los operadores turísticos que permite conectar a los turistas con la Reserva de los Cerros de Mavicure. A través de su labor, respeta tanto el medio ambiente como la cultura local.

 

Ligia Giraldo, coordinadora administrativa de Aroma Verde, le explicó a EL NUEVO SIGLO que visitar Guainía representa una oportunidad para que las comunidades indígenas generen ingresos sostenibles. Este enfoque les permite diversificar sus actividades económicas, alejándose de prácticas extractivas que tienen un alto impacto negativo en el medio ambiente y la conservación.

Un agradecimiento especial a ANATO, al Ministerio de Comercio, al Instituto de Cultura y Turismo, el Fondo Nacional de Turismo (FONTUR) por la invitación a conocer "la tierra de muchas aguas”.

Image
mavicure