EL USO del celular en instituciones educativas ha sido un tema que ha generado controversia desde siempre, entendiendo las ventajas y riesgos inherentes a los dispositivos. Es bajo este contexto que el representante Hernando González del partido Cambio Radical, impulsa desde el Congreso de la República un proyecto de ley con el que busca regular la utilización de estos aparatos en las aulas del país, en los niveles de preescolar, básica y media, a fin de potenciar los procesos de enseñanza y de aprendizaje, así como promover el desarrollo de competencias digitales en el entorno educativo.
En diálogo con EL NUEVO SIGLO, el congresista explicó que lo que lo motivó a crear este proyecto fue evidenciar, a su juicio, que la educación estaba en crisis.
“Existe una crisis estructural que tiene sus respuestas en la formación de competencias propias, en materia de derechos y de reconciliación, pero también en la adopción de nuevas tecnologías como parte del modelo educativo. Parte de la crisis, se sustenta en la falta de normas y reglas respecto al uso de todos los dispositivos móviles y la inteligencia artificial en los colegios. Bajo ese panorama es necesario sacar una ley que regule, sin violar los derechos que tienen los niños”, afirmó.
En este sentido, sostuvo que, aunque la tecnología ha transformado profundamente la educación y ha aportado al desarrollo cognitivo y social de los estudiantes, también generan distracción y afectación en la capacidad para concentrarse. “El uso excesivo de estos dispositivos móviles puede reducir la integración con otros estudiantes, por lo tanto, hay un aislamiento y es necesario volver a que los muchachos se encuentren cara a cara. También puede generar ciberacoso y acoso escolar, además se puede generar una dependencia tecnológica y, por último, puede provocar problemas de salud como fatiga visual, trastornos del sueño, sedentarismo, entre otros”, advirtió.
Según afirmó el representante, tras socializar el proyecto con educadores, directores institucionales y padres de familia, la respuesta ha sido positiva.
“No solamente lo piden, sino que agradecen que se regule el uso de dispositivos móviles en los colegios y escuelas, porque los estudiantes son distraídos, dicen, y se genera mucho acoso a través de redes sociales; con compañeros, profesores e incluso se ha prestado para hacer daños de otros tipos a profesores, a compañeros y hasta a padres de familia”, reveló.
Asimismo, explicó que el Artículo 2 del proyecto señala que el uso de dispositivos electrónicos se permitirá bajo la instrucción o supervisión del docente a cargo de una asignatura, siempre y cuando su uso contribuya al aprendizaje. También si el uso de dispositivos electrónicos permite la garantía de los derechos fundamentales de los estudiantes y en caso de fuerza mayor o caso fortuito donde esté en riesgo la vida del estudiante o de alguien”, señaló.
Por último, indicó que el principal desafío luego de que este proyecto pase a la Comisión para ser debatido, y después de llevar a cabo mesas de trabajo y una audiencia pública con participación de profesores, rectores, directores y padres de familia; será lograr que la regulación de los celulares no vulnere los derechos fundamentales de los estudiantes, respetando y motivando que su uso sea en pro del aprendizaje.
¿Qué dicen los expertos?
EL NUEVO SIGLO consultó con docentes y directores de las universidades Sergio Arboleda, Central y Politécnico Grancolombiano, qué tan práctica es esta propuesta y cómo identificar las ventajas y desventajas del uso de celulares en las instituciones educativas.
Irma Molina, directora del área de Innovación Pedagógica y Liderazgo en la Educación de la Universidad Sergio Arboleda, sostuvo que es importante adoptar su uso, puesto que “su buen uso” constituye una herramienta que favorece los aprendizajes de los estudiantes y, por ende, invita a los docentes a integrar estrategias que potencien su enseñanza.
“Aunado a lo anterior, es importante planear su usabilidad, es decir, que en cada actividad o escenarios que se incluya, cumpla un propósito, una meta de aprendizaje. Frente a los aspectos positivos, potencia la innovación y creatividad en el aula, tanto del docente como del estudiante; facilita la investigación desde el aula, con estrategias de preguntas de indagación u otros ejercicios que impliquen desarrollos de pensamientos; con ejercicios bien planeados, facilita la concentración; permite generar escenarios de colaboración y cooperación entre los estudiantes; permite integrar otras estrategias dinámicas, entre otros. Frente a los aspectos negativos, está no determinar la inclusión del celular en actividades planeadas con acciones específicas, es decir, que no se incluya el paso a paso o la dirección de la página que acompaña el ejercicio que se quiere adelantar, entre otros”, explicó.
A su turno, Alejandra Aldana, profesora de la Escuela de Estudios Transversales de la Universidad Central, insistió en que este proyecto de ley busca una apertura, desde la educación, a todas estas nuevas tecnologías que ofrece el mundo globalizado en el que vivimos actualmente.
“Como docentes debemos dejar de ser apáticos y renuentes al uso de dispositivos electrónicos en el aula y aprovecharlos más bien a nuestro favor. Entender que todas esas herramientas tienen un objetivo y pueden contribuir a muchas de las habilidades que hacemos nosotros en el aula. De nada sirve prohibirles a los estudiantes el uso del celular porque igual ellos lo van a seguir utilizando. En lugar de prohibir su uso, es mejor regularlo y echarnos al bolsillo las herramientas que nos ofrecen el uso del celular”, afirmó.
Además, enfatizó que es importante tener en cuenta las edades de los estudiantes y entender que no es lo mismo darle el celular a unos niños de preescolar que están desarrollando otro tipo de habilidades, a dárselo a estudiantes que ya están en bachillerato.
Por último, Isabella Builes, docente de Educación del Politécnico Grancolombiano, coincidió en que la regulación del uso de dispositivos electrónicos como los celulares por parte de los estudiantes, tiene aspectos tanto positivos como negativos.
“Los niños y adolescentes, al ser seres que todavía están en desarrollo, requieren de esas normas y regulación externa de su conducta para poder aprender a autorregularse. Esto quiere decir que requieren que se les establezca límites, pero también que se les enseñe en estrategias y formas en cómo abordar diferentes aspectos de su conducta, en este caso el uso de la tecnología o el uso del celular. Entonces es positivo en tanto que establece estas limitaciones y regulaciones externas que luego ellos por su cuenta van a poder aprender a autorregular”, explicó.
Por otro lado, señaló que los aspectos negativos de esta regulación se evidencian en el caso en que haya prohibiciones estrictas del uso del celular en las aulas de clase que fueran inmodificables, puesto que esto generaría efectos poco prácticos para los estudiantes.
“En la actualidad el celular es una herramienta fundamental de la cual la mayoría de las personas disponen, incluso los niños y adolescentes, y sin la cual muchas veces no logramos comunicarnos efectivamente con otras personas o de la cual dependemos para muchas de nuestras interacciones en la vida cotidiana o para la consulta de información. Asimismo, si existen prohibiciones sin tener en cuenta el contexto de cada uno de los estudiantes. Si hay espacios designados y momentos específicos para el uso del celular, esto va a hacer más fácil el aprendizaje, de qué modo sí se puede usar y de qué modo es más positivo para los niños y los adolescentes”, concluyó.